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—¿Viste eso? Es decir ¿¡Viste a ese imbécil!?—Abe gritaba en el audífono, Dieter se quedó en silencio.

—No lo ví, lo siento, estaba protegiendo la torre—Abe suspiró.

—El muy hijo de perra mató a todos súbitos que tenía débiles y se quedó con mi dinero—Dieter bufó divertido—Voy a matarlo.

—Tienes que encontrarlo primero, y vamos perdiendo.

—Lo que pasa es que eres terrible en esto.

—Te lo dije y no quisiste escuchar—En realidad había accedido a jugar porque así podían hablar por el micrófono, y luego se volvió divertido escuchar a Abe rabiar.

—Dijiste que eras bueno en el ajedrez.

—Si bueno, en el ajedrez no tienes campeones golpeándose entre ellos—Abe rió—Además no soy capaz de estresarme por esto como lo haces tú.

—Creo que aquí elimino toda mi rabia y estrés—Dieter asintió, volvió a base y vió por el mapa lo cerca que estaba Abe de las torres adversarias.

—Hey, Damian me invitó a una presentación de universidad, por halloween—Abe rodó los ojos—No quiero ir solo y Diana dijo que ayudaría a Leah con la decoración de su casa o algo así.

—Ah, sí, va a hacer una fiesta de halloween, aún no tengo ni siquiera un disfraz, pero está bien, creo que ella ni siquiera ha avisado.

—¿Quieres ir?—Preguntó, Abe tomó mucho aire.

—Si, vamos—Dieter sonrió.

—Bien, genial.

Hubo un silencio incómodo después, el azabache mordió sus labios mientras se acercaba a ayudar a Abe a golpear torretas.

—Hey ¿Cómo fue lo de tu madre ayer?—El rubio se quejo al oír la pregunta, la transmisión solo se volvió más incómoda.

—Uh, no entiendo mucho el cómo se lo tomó, no le agrado, obviamente—Abe asesinó al campeón que le había robado su oro y rió—Toma eso maldito bastardo.

—¿Y cómo te sientes tú con eso?—El resto del equipo se unió a destrozar las torretas, el juego terminó rápido luego de eso, Abe no contestó hasta que estuvieron en la pantalla de honores.

—¿Sinceramente? Mal—Abe rió—Es decir, tengo a mi madre ya y eso, una familia, pero supongo que uno siempre espera la aprobación de su verdadera mamá, o bien, que le quiera y esas cosas, creo que también es mi culpa, soy muy duro y ¿¡LE DISTE HONORES A ARCÁNGEL!?—Dieter se espanto por el grito—Pero él jugó horrible.

—Yo también y me diste honores.

—No es lo mismo.

—Lo es—La puerta de la habitación de Dieter fue abierta y Camila entró, apuntó hacia el jardín y movió los ojos—Ya voy, hey Abe, están armando el altar ya, tengo que irme, les gusta armarlo con todos allí.

—Si, está bien.

—Y no te preocupes por tu madre, si ella no te acepta entonces ella se lo pierde, eres increíble y todos te queremos mucho.

—Ya vete baboso cursi y asqueroso—Dieter rió.

—Nos vemos—Abe suspiró en cuanto se cortó la llamada y el chat de voz se cerró, se lanzó a su cama golpeando su cabeza con la almohada. Semana de mierda.

Miró su computadora y volvió a levantarse para terminar sus proyectos antes de que el tiempo lo encontrase corto, siempre procuraba tener la universidad bajo control, así podía darse el gusto de tener tiempo libre.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora