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-Hice panqueques, te dejé algunos en la cocina, no llegues tarde por favor, hoy hay marcha estudiantil-Habló Camila desde el celular-Voy a salir con nuestros padres, volveremos tarde al parecer.

-Gracias hermana-Dieter susurró en el celular-No te preocupes, ya me estoy preparando para cerrar el local, Miriam está recibiendo el último cargamento, lo dejó en la bodega y ya.

-¿Estás abrigado? Hace frío y supongo que en el local debe hacer aún más.

-¿En qué momento te convertiste en mi mamá? Te voy a cortar, cuidense y pásenlo bien.

-¿Pasárselo bien pagando cuentas?-La azabache rodó los ojos con una sonrisa-Nos vemos hermano, te quiero.

La llamada se cortó, Miriam dió paso libre a unos chicos cargando cajas de congelados, algunas fueron llevadas a la bodega y otras se quedaron en la parte principal del local para rellenar las congeladoras, Dieter suspiró cansado, otro viernes destrozante.

-Tenemos que llamar a la reponedora de gaseosas-Habló el joven, la mujer le miró-Y a los de comida enlatada.

-No se te escapa nada ¿Verdad?-La oji marrón le entregó dos cajas-Camarones.

"Bien Dieter, esto es lo último, ya nos iremos a casa y dormiremos todo el santo fin de semana" sonrió relajado "No, espera".

-Miriam-Llamó-¿Mañana hay que abrir el local?

-Lamentablemente si, nosotros.

-¿Y los trabajadores del otro turno?

-Despedidos por robar mercancía.

Dieter entrecerró sus ojos.

-Pero quiero dormir.

-Yo también, créeme.

Ambos se quejaron en voz alta y siguieron acomodando las bolsas en los congeladores.

Ambos se despidieron cuando las puertas ya estaban cerradas, el joven bajó las escaleras del subterráneo, se compró una lata de bebida y se subió al tren lleno de jóvenes a esa hora, apoyó la cabeza en la ventana y miró el mapa.

¿Por qué tuvo que conseguirse un trabajo casi al lado de su universidad? Le queda tan lejos.

Bostezó y le dió un sorbo largo a su bebida, sabía que la universidad y el trabajo lo destrozarían, pero no esperaba esto.

Se bajó en la estación cercana a su casa con un grupo de jóvenes, cruzó el puente de la carretera y caminó frente a los departamentos, saludó a un par de personas y llegó a su casa, pegó la frente en la reja.

"Por fin" pensó.

Entró y se lanzó en el sofá de cara, la gata se subió a su espalda y se acostó allí, si se quedaba ahí era probable que su hermana menor le tapara con una manta y su padre se la quitará diciéndole que se enfermara si duerme fuera de su cama, pero estaba tan cansado.

-Hey, hermano-Carl se sentó en el sofá a su lado-Deberías acostarte en tu cama.

-Cargame-Respondió en protesta-Demuestra que vas al gimnasio.

-Pesas mucho, mejor quédate ahí.

Dieter se quejó en voz alta.

-Camila hizo panqueques-Levantó la mirada, el rubio le observó-Uh, estás hecho mierda ¿Seguro no necesitas ayuda con el dinero de los estudios? Yo puedo ayudarte.

-Si, me llamó para decirmelo y no, no necesito ayuda, no te preocupes, tú tienes tus gastos.

El rubio suspiró negando levemente, Dieter se levantó, se iría a su cama.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora