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—Tengo una pregunta —Comenzó Dieter, Abe sonrió a la cámara, ambos estaban comiendo frente a la computadora.

—Por cada pregunta dos cucharadas, así funciona esto —Dijo Abe, el menor metió una en su boca y esperó, la segunda fue apenas un raspado.

—Dos cucharadas —Abe bufó divertido, si él intenta ser inteligente con esto, Dieter lo es más—. El otro día dijiste que no bebias vino, pero si lo haces, yo mismo he llevado botellas a tu casa —El rubio sonrió divertido, se levantó y miró hacia ambos lados.

—Si te lo digo debe quedar como un secreto entre nosotros ¿Bien? —Dieter asiente, Abe acerca el micrófono a su boca—. El vino que hace la empresa de mis padres me parece muy dulce, en realidad esa es la razón de su popularidad, la cepa es muchísimo más dulce, a mí me gusta el vino más amargo, es cosa de gustos, pero si mi papá se entera me desheredará —Dieter sonríe, Abe pone una cucharada de su comida en su boca, Dieter mira el plato y con algo de esfuerzo le imita—. ¿Cómo estuvo la terapia?

—Extraña, quiero decir, se sintió extraña, pero ella era muy agradable, me ofreció algo de beber antes de comenzar —Abe asintió.

—¿Y qué hablaron? —Dieter se encogió de hombros.

—De cómo comencé con esto, y sobre mi red de apoyo —Abe asintió, metió otra cucharada de comida a su boca, Dieter se rascó la nuca—. Es complicado contarle esas cosas a una extraña.

—Quizás solo sea cosa de tiempo, te sentirás cómodo, te lo aseguro —Abe bebió un sorbo de agua, Dieter asintió— Hey, esta es mi última semana aquí ¿Has pensado en algo para año nuevo? Diana estuvo hablando con Leah sobre algo.

—No realmente, no he pensado nada, aunque ella quería irse lejos de Ottawa, supongo que me amoldare al plan que decidan los demás, aún tengo que hablar con mi familia sobre eso —Abe asiente.

—¿Cuándo sales de vacaciones de navidad? —Dieter se encoge de hombros.

—Por nevadas creo que ya no volveremos presencialmente, Camila, Alex  y yo nos turnamos para sacar la nieve de la entrada, en las mañanas la puerta está trancada por el otro lado, imagínate si no estuviésemos cavando todo el día —Abe hace una mueca—, ha sido un invierno crudo. ¿Podrás volver, no cerraran el aeropuerto?

—¿No hay fecha final a la nevada?

—El miércoles —Abe asiente.

—Hablaré con mis padres, deberíamos volver pronto, podemos adelantar las últimas dos reuniones para mañana y... —Abe abre una agenda a su lado—. Podría tener el tema listo más tarde, una para mañana y otra para el miércoles y volver el jueves, máximo el viernes, hablar con el coffee, yo... —Abe suspira agotado, Dieter sonríe.

—Tranquilo, te mantendré al tanto —Abe sonríe.

—Gracias bebé, pero ahora me gustaría que comieses un par de cucharadas más, me quedaré aquí hasta verte comer al menos 5 más, luego debo irme a trabajar —Dieter rueda los ojos—, vamos, intentaré recompensartelo.

—Bien, bien, lo haré —Dieter sonríe lo mejor que puede, y mete dos cucharadas rápidamente a su boca para masticar, Abe aplaude.

La conversación termina a los minutos y Dieter deja su plato de lado, había comido mucho más de lo esperado y solo verle le habla sentir culpable, suspiró tapándolo con una servilleta y miró la computadora, su informe seguís allí esperando ser terminado para la entrega de mañana, solo este trabajo y está libre, los demás se encargó de hacerlos el fin de semana.

Se estira hasta escuchar sus huesos y comienza a escribir, las noticias de la nevada siguen enviando notificaciones a su celular, cuando termina el informe y solo falta la conclusión recuerda que es su turno de despejar la entrada de nieve.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora