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—¿Ahora son amigos?—Diana preguntó sacando su tarjeta estudiantil de su bolso.

—No, no sé ¿Conocidos? ¿Compañeros? Amigos es una palabra muy fuerte—Ambos pasaron sus tarjetas por el contador y entraron a la estación.

—¿Y Damian? ¿Es tu amigo?—El azabache volteó a verla luego de la pregunta, la chica sonrió divertida ante su cara de fastidio—Se han unido mucho—Comentó volviendo a guardar su tarjeta mientras bajaban rápidamente las escaleras.

—Somos amigos—Confirmó Dieter, ambos no hablaron más hasta alcanzar el último escalón del subterráneo, corrieron para alcanzar el tren y apenas entraron se cerró la puerta, Dieter volvió su mirada a la azabache—¿Qué le regalarías a un chico que estudia derecho y al parecer tiene la posibilidad de tenerlo todo?—Diana se quedó unos segundos pensando.

—¿No sabes nada sobre sus gustos?

—Le gusta el café, solo sé eso—Dieter suspiró apoyado en la pared del vagón—Debo sostenerme en su apariencia y en su carrera, pero ha sabes, trabajamos juntos y creo que sería muy feo que sabiendo su cumpleaños no le regalase nada, deje de ser completamente externo hace tiempo.

"Y me ayudó cuando me sentí mal" Pensó.

Diana miró el techo, su mirada divago en los carteles luminosos con publicidad y mapas del subterráneo.

—¿Por qué no le regalas ropa?—Dieter negó.

—No me sé su talla, además quizás ni use lo que le voy a regalar, es que no sé.

—Siempre te complicas mucho la vida con todo—Diana se dejó deslizar por la pared del vagón hasta quedar sentada en el piso, el menor la imitó—Inclusive con Tasmina eras igual—Diana sonrió, Dieter abrazó sus piernas—¿Te siguió acosando luego de entrar a la universidad?

—No—"Si, un montón, pero por medio de otros celulares que ya bloqueé".

—Menos mal, esa chica estaba obsesionada contigo, me daba miedo—El vagón se detuvo en una estación, Diana leyó el nombre y volvió su vista al mapa—¿Quieres ir ahora a ver un regalo? Yo te acompaño.

—¿En serio?—Diana asintió aún mirando el mapa.

—Si pero nos tenemos que bajar en la próxima estación—Dieter subió su mirada hasta el mapa, el vagón comenzó a reducir su velocidad y ambos se levantaron.

La zona central de la ciudad queda a tres estaciones de la universidad, apenas subes los escalones directos del subterráneo te topas con una cantidad de gente considerable moviéndose de lado a lado, ambos chicos salieron mezclándose entre la masa de gente.

Diana arrastró al menor pasando por centros y galerías, finalmente ella se compró más cosas de las que Dieter siquiera había pensando en comprarle a Abe.

—Mira ese suéter ¿Te gusta?—Dieter asintió cansado y siguió a su amiga que se metió en otra tienda, mientras ella veía ropa él se paseó por la instalación.

—¡Dieter, ven!—Llamó su amiga, el azabache se acercó rápidamente—Mira ¿Por qué no le regalas este?

El azabache sonrió al ver un reloj en una de las vitrinas, al verlo pensó en lo parecido que era en estilo a la ropa de Abe, pensó que quizás le gustaría.

Caminaron de vuelta a la estación tiempo después, los jóvenes de su edad llenaban las calles caminando debajo de los postes de luz azulada, a Dieter siempre le gustó como su ciudad se colores a llenándose de luces de colores cuando caía la noche.

—Recuerda que el viernes tienes la presentación compartida, no se te vaya a olvidar planchar la camisa y llegar temprano—Diana sacó su celular.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora