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Odiaba que sus amigos hubiesen comenzado a tomar el bus más tarde después de convencerlo de ser madrugador, odiaba el cambio de horario, odiaba el maldito frío que le congelaba sus ya muy heladas manos, lo único que no odio de aquel día es que al fin era viernes, por fin iba a descansar un fin de semana largo.

Aunque había tenido que cambiar su calendario de estudios para hoy, y eso hacía el día aún más horrible.

Bostezó y movió su cabeza hacía uno de sus hombros, el cambio de horario le había complicado toda la semana también, sólo habían ocurrido cosas malas.

—Hey, hola—Dieter se exaltó un poco al oír ese saludo, abrió los ojos y se emocionó un poquitito.

Su día podía mejorar.

—Hola Damian—Sonrió, los ojos del más bajo analizaron su rostro.

—Te ves horrible, ya me estaba preguntando porque estos días habías estado más calmado en WhatsApp.

Damian responde casi todos los estados de Dieter.

—He estado un poco cansado—Sonrió cerrando sus ojos—¿Por qué estás desde tan temprano aquí?

Normalmente las únicas personas que están en esa parada tan temprano son los que van a trabajar, Dieter casi siempre está solo.

—No he podido dormir desde las 2 AM—Damian sonrió igual de cansado, Dieter asintió.

No sabían de que hablar.

—¿Por qué dormiste tan poco?—Preguntó el azabache, Damian sonrió divertido mirando hacía otro lado.

—¿Te había dicho en algún momento que vivo solo?—Preguntó, el azabache no lo recordaba, así que negó—Bueno, vivo más para el sur, tomo un bus para llegar a esta parada e irme directo a la universidad, y como sabes, más al sur de la capital hay un montón de edificios y yo vivo en uno—Dieter asintió confundido, no sabía nada de eso—Y se mudaron nuevos vecinos al piso de arriba, deben tener casi nuestra misma edad, son una pareja y, Jesucristo, algo deben meterse para durar tanto teniendo sexo, te juro que es casi todo el día, todo Dieter—El más alto soltó una carcajada, problemas del tercer mundo—La mitad de sus sueldos debe parar en condones.

—Por ese tipo de problemas adoro vivir aún con mis padres.

—Que suerte, mis papás se la pasan peleando, me pregunto porque siguen juntos—Dieter se sintió arrepentido de su comentario, sin embargo a Damian pareció no interesarle el tema, era algo que ya veía incluso como chiste.

El bus llegó y ambos subieron, como siempre a esa hora estaba casi vacío, se sentaron juntos para seguir hablando, pero no tenían ningún tema.

—¿Es muy difícil vivir solo?—Preguntó el menor genuinamente interesado, Damian negó.

—Para nada, llevas a cuantas citas quieres a tu casa, comes lo que quieres, tienes todo ordenado como a ti te es cómodo, nunca tienes que arreglar la temperatura del agua del baño, lo único malo es que debes organizarte para llegar a fin de mes y vas a todos lados de compras solo, como que una parte de ti muere en el proceso, no, me refiero a una parte de tu juventud ¿Entiendes? Terminas hablando con las viejitas en las filas y aprendes un montón, ya sé cómo lavar todo tipo de comida en la ropa.

La única palabra que le quedó realmente marcada a Dieter fue "citas".

—¿Llevas a muchas chicas a tu casa?

—No sabía que te interesaban esas cosas Dieter, te ves tranquilito—El nombrado enrojeció y decidió mirar hacía otro lugar, eso divirtió a Damian—Bueno, cuando a mi familia no les da por ser amorosos y pasarse el fin de semana conmigo, si, llevo a algunas chicas, también tuve una pareja no seria hace poco, entonces...

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora