Capitulo Treinta Seis

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Noto que Harry se queda perplejo ante algo, y miro hasta donde su mirada se dirige para ver si es por ello; solo veo pared. Seguro debe ser algún pensamiento suyo.

- Harry - Agito mi mano justo en frente de sus ojos, pero estos siguen perdidos - ¡Harry! - Digo un poco más fuerte - ¡¡Harry, despierta ya!! Tenemos que irnos -

El mueve un poco la cabeza, volviendo a la realidad.

- ¿En qué pensabas? - La curiosidad palpaba en mí de forma notoria.

- Cosas, pequeña chica demonio - Dice luego de un rato de silencio. Lo miro desconfiada, pero dejo pasarlo.

- Vámonos. Estas paredes blancas me están ahorcando - Hago una mueca de asco mirando a mi alrededor, provocando la risa del chico.

Salimos y todos corren hasta mi. Me había olvidado de ellos por completo.

- ¡Estás bien! Gracias a Dios - Noto cómo Liam me inspecciona con detalle y suspiró con alivio. Todos se amontonaron sobre mí, y por poco nos caemos al suelo.

- Señores, les agradecería enormemente si despejaran el área - Una enfermera salió de la nada, diciéndonos esto acompañada de una sonrisa lo suficientemente falsa y una amabilidad fingida.

- Claro que sí - Murmuro.

Juntos nos movimos hasta la avenida parloteando acerca del gran susto y la mucho mayor preocupación que había causado en ellos. Culpabilidad, eso era lo que sentía en estos momentos al ver que todavía tenía algo en la Tierra, todavía existían seres que se preocupan por mí. Es un sentimiento tan bonito al que le había perdido la pista, desde hace años; específicamente desde que mi madre se había ido.

Solo habían tres carros a nuestra disposición. Si tuviera algo que apostar, diría que sería el que la suerte no se encuentra muy amistosa conmigo el día de hoy, solo por el hecho de que... adivinen a quién le ha tocado ir con el chico ruloso, en un auto, sola, absolutamente solos, porque los demás autos están completos.

- ¡Mírale el lado bueno! Tendrás gran espacio para ir a casa - Dijeron las chicas, elevando ambos pulgares con una sonrisa. Les lancé la mirada más envenenada posible que estuviera en mi registro de miradas matadoras; todas sabíamos que eso no era a lo que se referían con "mírale el lado bueno".

Las ventanas del auto comienzan a cerrarse, cuando Harry apreta aquel botón que realiza tal acción. Comienza a avanzar, pero nos vamos por otra vía que los demás debido a que él me había dicho que compraríamos zumo de naranja para que se me subieran los ánimos.

Estaba inquieta en el carro, y el chico lo sabe; algo amenazaba por salir de mi boca, pero el qué era desconocido para mí. Quería decir algo, pero no encontraba las palabras para hacerlo ya que, ni el motivo sabía cuál era.

- Suéltalo y ya - Susurró el ruloso a mi lado. Cerré fuerte mis ojos, para luego abrirlos debido a que me ardían por alguna razón.

- Es solo que no sé porqué, esperaba que me sermonearas más sobre aquello del sol ya que no es muy propio de ti simplemente tragarte lo que tienes que decir, y ya. - Exclamé exasperada - Solo dijiste un "¿Sabes lo mucho que nos preocupamos?" y eso fue todo -.

El auto es detenido y aparcamos en una esquina de la calle en la que nos encontrábamos.

- ¿Qué quieres que te diga? - Pregunta directo, con las manos aún en el volante. Voltea a verme.

La pregunta me pilla desprevenida. Ni yo sabía qué responder a aquello. El silencio se hace presente entre los dos, y él suelta un bramido.

- ¿Acaso querías que te gritara en la cara lo horrible que fue para mí verte en el suelo sangrando? ¿O tal vez que te regañe por meter tu nariz en donde no deberías, mientras que yo no esté presente? - Auch, aquello había dolido.

Letters to Juliet [Harry Styles AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora