Capitulo Treinta y Nueve

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Capítulo 39.

– Cuando era un pequeño junto a mis padres solíamos venir acá al patio trasero, mi papá asaba hamburguesas en la parrillera de allá – Señaló el lugar donde se ubicaba – mientras que mi madre le ayudaba, y mi abuela empujaba mi columpio para que me balanceara. Solíamos comerlas al aire libre, y hablábamos sobre los sucesos de ese día. Eran buenos tiempos – Sonrió.

Le miré sin saber qué decir.

– Tenían un asunto que hacer de su trabajo; eran empresarios. Me dieron un beso de buenas noches, y juraron que dentro de dos días nos veríamos nuevamente, que me portara bien con mi abuela e hiciera mis deberes escolares – Relataba con la mirada perdida.

– A la mañana siguiente nos llamaron a la casa, avisando que el avión había presentado fallas, y había explotado al caer sobre tierra firme. Ninguno de los pasajeros pudo sobrevivir a eso. ¡Solo tenía diez años en ese entonces! Era muy pequeño como para soportarlo – En esos momentos, yo también me encontraba soltando lágrimas junto a él. Tomó otro respiro, para continuar.

– Nunca más volvimos a hacer noches familiares como esas. Mi abuela y yo entramos en una depresión; ese día yo había perdido a mis padres, y mi abuela había perdido a un hijo. Se suponía que ella era la que debía morir antes, decía lamentándose cada noche. Luego decidimos ser fuertes por ellos, y continuar con nuestras vidas. No cumplieron con su promesa; no volvieron dos días después ni nunca– El chico pateó con enojo una piedra que se encontraba cerca, y dio en la pared de la casa.

Le miré con los ojos nublados de lágrima, aunque seguro él estaba igual. Lo abracé fuertemente, mientras que él lloraba junto a mí, escondiendo su cara en mi hombro. Acaricié los rizos que se encontraban en su nuca, y le di un beso en la coronilla.

– Todo volverá a estar bien. Confía en mí – Seguía acariciando su cabello. Él se separó un poco, mirándome fijamente; asintió. Sus labios se curvaron hacia arriba, aún con la mirada triste.

– Siempre he tenido el deseo de que, cuando forme una familia, hagamos exactamente lo mismo – Confesó – Mientras que yo ase la carne para las hamburguesas, mi esposa me ayudaría a hacerlo. Luego la abuela Claire junto a los padres de mi esposa, estarían contándoles anécdotas a nuestros hijos –

Abrí los ojos al escuchar el nuestros.

– ¡Me refiero a los hijos de mi esposa, y yo! – Se apresuró a decir, riendo un poco por mi cara – Simplemente que nos sentáramos todos los sábados acá, y comiéramos todos en familia –

Sonreí.

– Es un bonito deseo – Susurré. Él sorpresivamente me abrazó esta vez, rodeándome con sus dos brazos.

– Gracias por escucharme, chica demonio –

Volví a hacer la mueca de antes, mostrando mis dientes en una sonrisa.

– Ese suceso también se mantendrá en secreto entre nosotros – Le extendí esta vez yo, mi meñique. Él soltó una risita, pero unió su meñique con el mío.

– Ahora debemos subir – Indicó, levantándose a mi lado de su columpio, y dándome su mano para ayudarme a levantar – Los chicos deben estar preguntándose lo que hacemos –

Asentí, y tal como dijo, subimos a mi habitación. Estaban todos mirándonos con una sonrisa y una ceja levantada, muy sugerentemente.

– ¿Por qué tienen los ojos rojos? – Cuestionó Anny, con una cara levemente preocupada. Con un movimiento de mano, les indiqué que no se preocuparan. Después de todo, esa charla era algo que nada más nosotros podríamos saber.

Letters to Juliet [Harry Styles AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora