Capitulo Cuarenta

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Capítulo 40.

Me mordía los labios, remojándomelos ya que estaban algo secos – Dame agua, por favor, Zayn –

Cuando dije esto último, el sujeto ya nombrado observó cómo la última gota de la botella pasaba directo a la garganta del moreno. Bufé.

– Olvídalo. Iré a comprar una botella, ya vengo – Me levanté.

~

Me estaba probando un conjunto de lencería. Hay que ver las cosas que me hacían ponerme estas chicas. Al verme al espejo del pequeño probador casi me da un infarto. ¿Esta era yo? Vaya que me quedaba bien... De hecho, marcaba perfectamente todas mis curvas.

Mariel, quien era la encargada de revisar que nadie entrara al probador (se han visto casos) preguntó un "¿Ya?" a lo que yo respondí con un sí. Asomó la cabeza por la cortina, y abrió la boca.

– ¡A Victor se le caerá la baba con solo verte! – Chilló ella, sonriendo. Reí; viendo cómo se encontraba mi relación ahora con Victor, seguro ni siquiera notaría que estaba con lencería; empezaría a hablar de su hermosa Italia y me ignoraría.

Luego me seguí probando más de los que me pasaban las chicas, y todas terminamos comprando al menos un conjunto; de hecho, yo me iba con cinco.

Al salir, los chicos exclamaron un "¡Aleluya, Señor!" mirando al cielo dramáticamente. Reímos, y Louis junto a Nick pasaron a nuestro lado.

– Chicos, eso allá es como estar en el paraíso, repito. Millones de chicas, comprando lencería – Louis decía con la mirada perdida, pero Anny le dio un golpe en la cabeza y él chilló un quejido pero sonrió – Sabes que tú te veías más sexy que todas, amorcito –

Soltamos risas, pero noté que alguien faltaba.

– ¿Y Harry? – Formulé la pregunta.

– Oh, pequeña Julieta, Romeo fue un momento a comprar una botella de agua – Comentó Niall. Le fulminé con mi mirada mostrando signos de odio, y el rubio me respondió guiñándome el ojo. Oh, al diablo, no podría estar enojada con él todo el día por su comentario.

– ¡Vamos al cine ahora! – Exclamó Nicole sonriente. Todos mostraron su acuerdo, y decidimos ir a ver El asombroso hombre araña. Dejaron todas las bolsas de las compras en recepción, y nos entregaron una llave para irlas a buscar luego. Subimos al último piso, que era donde estaba el cine y compramos entradas. Como los asientos eran solo de cinco plazas, se sentaron las parejitas juntas en dos de las filas; un grupo de parejas en una fila de abajo, y el otro grupo estaba en la de arriba a esa. Yo me senté en la fila de abajo; adivinen quién se sentó en la que estaba arriba, justo detrás de mi asiento; sí, Harry.

¡Otra adivinanza! Adivinen quién estuvo durante toda la película dándole con el pie a mi asiento, desde atrás; sí, Harry.

Juro que iba a matar a ese maldito británico ruloso cuando salgamos de la sala. El muy estúpido se burlaba en su cara ¡Se burlaba de ella!; cada vez que bufaba o gruñía podía escuchar la risa del chico atrás de ella. ¿Dije que era música para mis oídos? ¡Ahora detesto ese sonido! Es demasiado irritante.

Señor, ¿qué hice para merecer esto? ¿Es acaso por aquella vez en jardín de infantes que le pegué un chicle en el pelo a la chiquilla que me había quitado mi manzana del desayuno? ¡Es un castigo! Él la estaba reprendiendo por haber hecho aquella maldad.

Finalmente se había acabado la película, que por las partes que había visto de vez en cuando, se veía buena. Agradecía a cierto chico, que no había podido disfrutar de la mayoría de la función.

Letters to Juliet [Harry Styles AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora