Capitulo Cuarenta y Nueve

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Capítulo 49.

– De hecho, entre ellos no pasó nada a la final – Por muy duro que sonara, era la realidad.

El señor algo regordete asintió, mirando hacia el vacio pensando sobre quién sabe qué cosa. Luego dirigió aquel par de pozos color chocolate, dedicándome una sonrisa que prometía éxito. Le devolví el gesto, agradeciéndole nuevamente en silencio.

– Enhorabuena. Mucha más gente querrá viajar hasta Verona –

~

Salí pitando de aquel lugar, correteando entre el bullicio de gente que habitaba en la ciudad de Nueva York. El sonido de los autos seguía siendo algo ensordecedor, pero ya se volvería a adaptar; o al menos eso pensaba.

Tac, tac, tac.

Sus tacos sonaban tan rápido debido a la velocidad con la que movía mis pies hacia el restaurant de Victor; el chico le había decidido poner un nombre en italiano, solo que no recordaba exactamente cómo es. El hecho es que le estaba quedando precioso el lugar.

– ¡Señorita, tenga más cuidado! – Gritó un conductor, con su pequeño auto amarillo el cual llevaba encima pegado al techo del vehículo un cartel brillante con las letras 'Taxi' en él. Un taxista casi la atropellaba por andar con esa rapidez de una callea otra. Pero era necesario; debía expresar cuanto antes su emoción a su prometido.

Finalmente divisó en la siguiente cuadra el pequeño lugar donde muy seguramente debía estar su prometido estresado dando órdenes por aquí y por allá. Saludó a los obreros que trabajaban arduamente en la parte frontal del local, y estos le sonrieron amablemente. Entró, y encontró a su esposo moviéndose para todos los lados; parecía una hormiga.

– ¡Cariño, buenas noticias!– Dije sonriente. Él detuvo lo que estuviese haciendo, y me miró. Me devolvió la sonrisa y se acercó a mí.

– ¿Qué tan buenas? –

– Mucho. El señor Philliph ha decidido publicar mi novela –

Él puso cara de asombro, extendiendo sus brazos para estrecharme entre ellos.

– ¡Felicidades! Qué bueno – Se separó un poco de mí, para dirigirse hacia otro de los ayudantes al cual pude identificar luego de ver su cara como Joseph Winslet – ¡Oye! Coloca eso con más amabilidad, por favor. Es cerámica; eso se rompe –

Suspiré, provocando que volviera a prestarme atención.

– ¿Leíste ya la historia? – Cuestioné. Noté cómo se había puesto un poco nervioso.

– De hecho, no. Lo hice para leerlo cuando compre el libro. ¡Así es más emocionante! –

– Seguro – Asentí, no muy convencida.

Tal vez era el que él no sabía que sería publicado cuando le di aquella pila de hojas con la historia, o el que se veía un poco nervioso. Cualquiera que sea la razón, le olía a gato encerrado.

– ¡He hecho un nuevo fideo! He reinventado esta comida de dioses – Corrió emocionado, agarrando una tira de dicha comida. Me la tendió, y la mastiqué.

– ¿Sabes qué? Iré al departamento, haré una estupenda cena y celebraremos respecto a tu restaurant y mi libro ¿De acuerdo? – Propuse.

– De acuerdo – Asintió.

Así que decidí ir al supermercado. Al pisar cerca de la puerta, estas automáticamente se abrieron dejándome entrar tranquilamente. ¿Qué podría cocinar?...

¿Pasta? No.

¿Qué tal pizza? Tampoco.

¿Pescado marinado? Nah.

Letters to Juliet [Harry Styles AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora