Letters to Juliet [Harry Styles AU]

Capitulo Cincuenta

Capítulo 50.

Siempre fui esa clase de chicos que sabían que algún día tendrían a alguien a su lado por toda la vida, siendo más por compromiso que por amor. Si el yo del pasado estuviera viéndome en este estado seguramente se reiría de mi posición actualmente; era patético.

¿Por qué tuve que enamorarme de ti, _____?.

Lo cual era bastante irónico; teniendo a millones de chicas detrás de él gritándole para que se casaran, él solo quería casarse con una chica el cual ya estaba más que prohibida. La vida era retorcida, con todas sus letras.

POV ______.

Hace rato había preparado la cena, aunque Victor se ha tardado más de lo que había previsto. Finalmente tuve que decidir comerme mi platillo poco a poco, observando de reojo el pequeño reloj de pared.

10:30 p.m.

Suspiré. Cuando terminé de comer di un soplo a la vela de color rosáceo, y me dispuse a limpiar mi plato dejando el de mi prometido en la mesa, aún con la comida. No le di importancia, y decidí sentarme en el confortable sofá, a observar alguna película.

Brrr, brrr.

Miré a mi lado mi teléfono vibrando, así que agarré el aparato y abrí la tapa. Un mensaje de Nicole.

– ¡Hola, amiga! ¿Cómo estás? Y el hola es por parte de todos nosotros –

Sonreí. Cuánto los extrañaba.

– Bien – Esa fue una de las mentiras más grandes que había dicho en mi vida. Me sentía destrozada por dentro –¿Qué me cuentas? ¿Y cómo está mi querido primito? –

– De contar, nada pero respecto a Liam debo decir que ha estado extraño últimamente. Como si estuviese nervioso al solo mirarme; realmente raro –

Reí al saber cuál era la razón. Matrimonio.

– Tranquila, cuñada. Cuando él se pone así, tarde o temprano terminará por soltar lo que le inquieta –

Porque Liam era como mi hermano mayor, y si daba el gran paso Nicole pronto sería mi cuñada oficial. Ahí fue cuando me sentí nostálgica; aquel mismo niño que se caía en el patio jugando con barro a mi lado, pronto estaría con esposa y tal vez unos años más adelante con hijos.

– De acuerdo. Confío en ello. ¿Y qué tal tu Victor? –

Suspiré. Victor...

Volví a ver al reloj, y sorprendentemente ya iban a ser las 11:15 p.m. sin señales de vida. Miré nuevamente la pantalla de mi teléfono para responder, pero cuando iba a hacerlo llegó otro mensaje.

– A conciencia, ¿sabías que Naty está en noviazgo con Nick? –

– Él está bastante bien, algo ocupado con el restaurant pero igual bien. ¡Oh! Qué maravillosa noticia. ¿Y cómo lo tomó Liam? –

En el fondo de mi ser quise haber escrito "muy" en vez de "algo" en aquel mensaje de texto. Bufé, y apagué el televisor para dirigirme al cuarto de baño con la finalidad de cepillar mis dientes y colocarme el pijama.

Al segundo después llegó la respuesta de Nicole.

– ¿Seguro que bien? Te noté un poco apagada. O sabes qué, tal vez es solo locura mía. Liam lo tomó... digamos que bien, haha –

– Haha. Oye, ¿podría hacerte una pregunta, Nicole? Pero por favor no digas que te pregunté; ni siquiera a las chicas –

– Seguro. ¿Qué quieres preguntarme? –

Tragué seco, para escribir lo siguiente.

– ¿Cómo está Harry? –

Nicole tardó varios minutos en contestar, pero yo esperaba paciente. Realmente necesitaba saber aquello.

– Te diré la verdad... Él está prácticamente devastado; no sale mucho de su habitación, come poco y una noche fuimos a dormir en su casa en Londres con él para no dejarlo tan solo y le oímos susurrar tu nombre entre los sueños. Se nota demasiado que te extraña, _____ –

Crash. Mi corazón estaba aún más roto de pensar sobre aquel estado actual en el que se encontraba Harry. Decidí que mañana le escribiría, así que coloqué el teléfono a un lado y me posicioné mejor en la cómoda cama dispuesta a dormir, aunque, aún con la preocupación de que Victor no llegase.

POV Harry.

Puaj fue lo primero que pensé al sentir una lengua lamerme en la mejilla. Abrí mis ojos un poco, notando una pequeña bola de pelos saltar en mi cama de un lado a otro.

Cerré mis ojos al ver que nada extraño estaba pasando, pero los volví a abrir de golpe. ¿¡Qué hace un perro en mi cama!?. Me senté en la cama, viendo cómo el pequeño cachorrito batía su colita. Lo acaricié con mis dedos por la cabeza, a lo que él hizo un sonido de gusto.

– ¿Quién eres tú, pequeño? – Sonreí un poco, viéndolo. Al instante entró mi abuela junto a Lorenzo, ambos observándome alegres.

– Decidimos que para sacarte de tu cueva, sería bueno que tengas un compañero – Comentó mi abuela.

Observé a la pequeña criatura. Un Golden Retriever de color marrón claro.

– ¿Cómo le llamarás, hijo? – Lorenzo me miró con cariño. Desde hace días él comenzó a llamarme así; para Lorenzo es como si fuese otro de sus hijos.

Pensé un momento.

– Sam –

Y apenas dije su nombre, la bola de pelos saltó hacia mí, lamiéndome aún más. Reía. Tal vez sí serviría el tener a un perro conmigo.

Salí un momento a la calle, respirando aire puro después de unas cuantas horas. Desde que ____ se había ido habían pasado unas cuantas semanas, y simplemente me había encerrado en mi mundo por mucho. Era bueno sentir el sol en mi cara después de un tiempo. Caminé hacia una tienda de animales que queda cercana a mi vecindario, y en el camino me encontré con varias fanáticas. Nos tomamos fotos, firmé papeles para finalmente marcharme y seguir con mi camino.

Le compré una correa de un color azul marino, también mandé a hacerle un identificador con las letras "Sam" en él del mismo color de su correa, comida para perro, y una taza con dos compartimientos para echar comida y agua en ella. Compré de una vez shampoo, jabón y todo lo necesario para su aseo. Si iba a cuidar de un animal, lo haría bien.

Regresé, y mi abuela me vio sonriente.

– Qué bueno que saliste un poco. ¿Quieres desayunar? –

Asentí. Apenas me senté en la silla, noté cómo Sam venía hasta mí moviendo su cola. Reí, y acaricié su pelaje.

– ¡Uh, uh! – Hizo un sonido de negación mi abuela – Te limpias las manos antes de comer –

Bufé.

– Abuela, ya no tengo cinco años –

Ella me miró fijamente, y resignado fui a lavarme.

– Ese perro hizo milagros, ¿eh? – Oí susurrar Lorenzo a mi abuela, y en mi fuero interno sonreí.