The end (pt.1)

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Tras aquello, Negan nos dijo que los Susurradores estaban ahora a cargo de Beta, aquel monstruoso hombre de los dientes de oro. La horda se dirigía ahora a Alexandria. Lo bueno es que tuvimos suficiente tiempo para avisar a los Alexandrinos. Lo malo es que probablemente arrasarían con la única comunidad que nos quedaba.

Nos reunimos con todos en una torre de un pueblo que quedaba en mitad de Hilltop y Alexandria, un término medio para asegurar la llegada de todos sin ningún rasguño.

La gente recibió a Negan como si fuese un auténtico peligro. Era normal, sabían que había estado con los Susurradores.

—Yo fui la que liberé a Negan de su celda —confesé cuando obtuve la atención de todos los presentes—. Necesitábamos acabar con Alfa y, ¿qué mejor manera de hacerlo que desde dentro?

Algunos asintieron dándome la razón, como Judith o Magna. Otros seguían mirando a Negan con la furia del primer día.

—Deberías haberlo consultado con el consejo —me reprochó el padre.

—No, Gabriel —negué con la cabeza—. Jamás hubieseis confiado en él.

No fue capaz de negármelo, sabía que yo tenía razón.

—Siento todo el daño que causé —la voz de Negan irrumpió en la conversación, temblorosa—. No soy el mismo hombre que hace siete años, he cambiado. Joder, si hasta estoy pidiendo disculpas.

Su último comentario no causó gracia a nadie, por más que esa fuera su intención. Se cruzó de brazos y miró al suelo, esperando a que alguien tomase una decisión sobre él.

—Este hombre —le señalé—, nos ha librado de nuestra mayor amenaza. Yo confío en él. Mataría por él —se me formó un nudo en la garganta—. Así que Gabriel, toma una decisión si quieres, pero si él se va, yo me voy con él.

Daryl apoyó todo su peso sobre una pared y suspiró profundamente. Gabriel observó las expresiones de todas y cada una de las personas que había en aquella habitación para, al final, cruzarse de brazos.

—No es una decisión que pueda tomar yo solo. Cuando todo esto acabe, el consejo decidirá su futuro. Por ahora, estará libre y nos ayudará con la horda.

Asentí y relajé mis músculos. Negan me miró agradecido y contuvo las ganas de venir a darme un abrazo.

Todo el mundo se dispersó, volviendo a hacer lo que estaban haciendo antes de nuestra llegada. Negan fue a hacer un estofado con una comadreja que había cazado Dianne. Daryl fue a dar de comer y de beber a perro. Luke estaba construyendo un artefacto que todavía no entendía para qué servía, y, los demás, simplemente hacían armas con los recursos que tenían a su disposición.

—Gabriel —me acerqué a él—, necesitamos un plan, si es que no lo tienes ya.

—Sí, tranquila —me calmó—. Alden y Aaron están en Alexandria vigilando la horda. No deberían tardar en contactar con nosotros.

Como si nos hubiesen leído la mente, el walkie emitió la voz eléctrica de Aaron.

—Se dirigen hacia Oceanside, como habíamos planeado.

Gabriel y yo suspiramos al mismo tiempo de alivio. Aún así, no podíamos bajar la guardia. Aquello solo nos daba más tiempo para pensar en cómo deshacernos de la horda y de los Susurradores que caminaban entre ella definitivamente.

—Bien, Aaron. Seguidlos y no dejéis de informarnos —ordenó el padre.

—No todo son malas noticias —me froté la cara, exhausta.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora