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Narra Bella

Los días parecían no mejorar y las nubes no le daban ni un respiro al sol.

El ambiente ya era suficientemente tenso con dos susurradoras debajo de la casa Barrington y ahora encima han desaparecido Luke y Alden.

Al ver que tardaban mucho en volver, Tara y unos cuantos más salieron a buscarlos. Se encontraron con nada más y nada menos que sus caballos mitad desollados mitad desgarrados por los caminantes.

Está claro que unos seres errantes como ellos no son capaces de sacar cuchillos y ponerse a cortar caballos. Los susurradores andan cerca.

Zach me pidió, más bien exigió, que volviéramos a Alexandria, pero me negué en rotundo. A Hilltop le faltaba un líder, y no podía dejar a Tara sola. Mi hermano no lo hubiese querido.

—Yo volveré a Alexandria a por nuestras cosas. —se ofrece él. —¿Estarás bien?

—Que se haya muerto mi hermano no significa que me haya convertido en una pieza frágil de porcelana. —últimamente estoy muy a la defensiva. —No me voy a romper.

Tengo mucha suerte de que Zach sea tan comprensivo conmigo. Aunque no me extrañaría que cualquier día de estos me mandase a la mierda. Me lo merezco.

—Sé que no lo harás. Eres fuerte. —de normal el calor de su cuerpo rodeando el mío destensaría todos mis músculos. Pero esta vez no es una de esas.

—Tengo que contarte algo.

—Dime. —me mira preocupado.

—Estoy embarazada. —voy directa al grano.

Él se queda boquiabierto, intentando buscar las palabras adecuadas.

—No sé qué decir, Bella. —se frota la nuca.

—No hace falta que digas nada.  —me cruzo de brazos. —Voy a tener este bebé y si tú no quieres hacerte car- —me interrumpe.

—No digas eso. —ahueca mis mejillas con sus cálidas manos. —Mi amor, estoy enamorado de ti, y nada me haría más feliz en este mundo que tener un hijo contigo. —una lágrima escapa de mis ojos y él la limpia rápidamente. —¿Por qué lloras?

—Porque eso me hace feliz, pero no debería estarlo. No puedo estar feliz. —las palabras salen de mi boca a borbotones, haciéndoseme imposible controlarlas.

—No puedes torturarte así, Bella. —sus facciones muestran dolor. —La vida es así. No es culpa tuya que tu hermano se haya ido.

—Sí lo es. —intento tragar el nudo de mi garganta.

Y en ese momento le cuento todo lo que había intentado olvidar. Desde la muerte de mis padres, siguiendo por lo que pasó con mi hermana en el bosque hasta llegar a hace unos días atrás, cuando Nicole volvió.

Él se queda perplejo intentando procesar toda la información que acaba de recibir de golpe.

—Que tu hermana sea una puta trastornada no es culpa tuya.

—No, pero podría haberlo evitado. —miro al suelo.

—Deja de martirizarte por los errores del pasado. —suavemente retira mi pelo por detrás de mis hombros. —Son solo eso, pasado.

Yo suspiro mientras vuelve a abrazarme.

—Te amo.

Quiero contestarle pero no me salen las palabras.

¿Por qué?

Intento buscar una explicación en el fondo de mi mente, pero no la encuentro.

Así que simplemente planto un pequeño beso en sus labios en respuesta.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora