Overdose

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Mis ojos se van abriendo a medida que Zach reparte besos por toda mi cara.

—Buenos días, amor. —dice tras posicionar el último beso en mis labios.

—Buenos días. —le regalo una sonrisa somnolienta mientras mis ojos tratan de adaptarse poco a poco a la luz del día.

—Michonne está abajo. Quiere hablar contigo. —sus palabras me toman de sorpresa.

Es raro que Michonne venga precisamente a nuestra casa. Normalmente las decisiones se exponen en el Consejo, así que sea lo que sea, debe ser o muy importante o muy grave.

Zach baja a hacerle compañía mientras yo me visto e intento arreglar la maraña de pelo de mi cabeza.

Una vez abajo, no me ando con rodeos y le pregunto directamente qué es lo que pasa.

—Anoche estuve hablando con Judith. —hace una pausa y suspira. —He decidido que los nuevos se queden, pero no aquí. —me alegra mucho oír eso. Michonne está empezando a abrirse de nuevo poco a poco. —No quiero ser responsable de que mueran ahí fuera, pero tampoco de sus vidas. Les llevaremos a Hilltop.

Aunque eso es bastante egoísta por su parte, estoy segura de que mi hermano y Tara les acogerán. Ahora que Maggie ya no estaba, las cosas eran mucho más fáciles por allí, ya que ellos habían asumido el liderazgo. Ella no pudo soportar tanta pérdida y decidió embarcarse en una nueva aventura con Georgie. De vez en cuando manda alguna carta, pero poco más.

Aún así, por mucho que se intente ignorar la realidad, siempre va a estar ahí.

—Está bien, iré con vosotros. —ella asiente.

De un momento a otro empiezo a sentirme un poco mal y noto como la bilis sube por mi garganta. Al ver mi cara medio descompuesta, Zach se acerca a mí.

—¿Qué te pasa? —frunce el ceño.

Antes de que me de tiempo a contestar salgo corriendo hacia el baño y vómito lo poco que había en mi estómago. Zach y Michonne vienen detrás de mí para comprobar mi estado.

—Me habrá bajado la tensión o algo. —me enjuago la boca con agua y me miro al espejo, descubriendo unas enormes ojeras.

Michonne me mira curiosa, pero no dice nada respecto a mi condición física.

—Salimos en una hora. —me informa. Después me da un abrazo y se va.

Procedo a desayunar y a seguir mi rutina mañanera, pero Zach se queda parado mirándome fijamente desde la puerta del baño.

—No sé si es buena idea que vayas a Hilltop. —se cruza de brazos.

—¿Por qué? —farfullo con media tostada en la boca.

—Obviamente no te encuentras bien, Bella. El viaje va a ser demasiado para ti.

—Zach, no es la primera vez que me pasa. Si como bien y me mantengo hidratada estaré bien. —le tranquilizo. —Te recuerdo que soy médica. Además, llevo mucho tiempo sin ver a mi hermano y a los demás.

Mientras él suspira resignado, yo friego lo que he utilizado para desayunar. Me conoce suficiente tiempo como para saber que no voy a cambiar de opinión, y más cuando se trata de ver a Paul, uno de los pilares de mi vida.

—Iré contigo. —insiste preocupado.

Ruedo los ojos y bufo, aunque no de mala manera. En un intento por reconfortarle, me acerco y posiciono mis manos en sus mejillas.

—Amor, te necesitan aquí. Eres el hombre más fuerte y valiente de Alexandria. —reparto pequeñas caricias por su barba. —Voy a estar bien. Vienen Michonne, seguramente también Siddiq y algunos guardias, además de los nuevos.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora