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Aún postrados en la cama y tras nuestro pequeño momento romántico, Daryl me dijo lo que le había contado Negan.

Alfa estaba planeando eliminarnos definitivamente con su horda, y lo haría en cualquier momento.

Por alguna extraña razón, a mí no me había dicho nada. Quizás porque acababa de matar a mi hermana y no quería saturarme, o a saber por qué. 

Yo pasé unas horas más en la enfermería y me recuperé gracias al suero. Daryl, sin embargo, necesitaba más reposo. Pero todos sabemos como es. Se encabezonó en llevar a cabo los preparativos para hacer frente a esta nueva amenaza, y no fui capaz de pararle. Tan solo le pedí que no hiciese movimientos bruscos para que no se le saltaran los puntos.

Hilltop se puso en movimiento en cuanto Daryl dio la noticia. Evidentemente, no dijo que fue Negan quien le había proporcionado tan importante información, sino que se inventó que había interrogado a un Susurrador cualquiera.

Me parece muy tierno que Daryl haya dejado su rencor hacia Negan a un lado por mí. Seis años atrás, hubiese sido impensable. De hecho, fue impensable.

La mayor parte del consejo, que ahora estaba en Hilltop, decidió partir hacia Oceanside. No obstante, no recorrimos más de dos kilómetros cuando nos encontramos el primer camino cortado.

Todos se dieron cuenta de que era el modus operandi de Negan. Un árbol obstruyendo nuestro paso y un caminante colgado de una rama. Yo no lo viví, pero Aaron, por ejemplo, sí, y se le abrieron viejos traumas.

Si algo aprendimos de Negan, es que los demás caminos iban a estar bloqueados. Nos querían en Hilltop. Querían acorralarnos y lo han conseguido.

Estamos fuera de la casa Barringon, decidiendo qué hacer. La opción de llamar a Alexandria y a Oceanside queda totalmente descartada, tardarían mucho en llegar y, por lo que sabemos, podrían estar viniendo hacia aquí ahora mismo.

—Tenemos que luchar. —espeta Earl. —No nos queda otra opción.

Yo asiento, dándole la razón, igual que los demás.

Kelly se muerde las uñas y mueve su pie izquierdo frenéticamente. Es evidente que a ninguno le hace gracia luchar, ya que estamos en clara desventaja.

—No sé si podremos ganar, así que debemos tener un plan B. —digo pensativa, estrujándome los sesos para llegar a una solución.

—Si salimos por detrás, a unos pocos kilómetros hay una caseta, ¿verdad? —pregunta Daryl.

Alden asiente en respuesta.

—Nuestra prioridad deben ser los niños. —enuncio. —Al menos uno de nosotros tiene que salvarse para llevarlos allí.

—Deberías hacerlo tú, Bella. Ellos confían en ti. —sugiere Earl.

—¿Y si muero? —hay que ponerse en lo peor.

—No vas a morir. —refunfuña Daryl. —Pero en ese caso lo haremos yo o Ezekiel. —este último asiente.

—Bien. —acepto. —Encargaos de la defensa. —les digo a Eugene, Rosita, Yumiko, Kelly y a Aaron. —Ayudadles en la medida de lo posible. —esta vez me dirijo a los demás. —Daryl y yo hablaremos con los niños.

Ellos se ponen en marcha, planeando un sistema que electrocute a cualquier bicho, vivo o muerto, que se acerque a las puertas.

Carol, sin embargo, se queda con la mirada clavada en el suelo.

—Adelántate tú, Daryl. Ahora te alcanzo. —le acaricio los bíceps y le doy un pico.

Él se va, dejándome sola con Carol. Me planto frente a ella y me cruzo de brazos.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora