Lost

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Ezekiel nos reúne a todos en la plaza principal para que presenciemos su pequeño discurso. Todo el mundo está feliz de estar aquí, y ahora que hemos llegado, veo las cosas desde una perspectiva diferente. Las comunidades necesitaban esto.

Supongo que yo también debería estarlo, pero la discusión con Zach todavía resuena en mi cabeza.

La pequeña Judith interrumpe mis pensamientos dándome un fuerte abrazo.

—Hola, tía Bella. —su vocecita consigue animarme un poco.

—Hola, preciosa. —le sonrío. —Has conseguido venir.

—Sí, mi madre cambió de idea en el último momento. —dice emocionada.

De un momento a otro, la gente guarda silencio y Ezekiel se prepara para hablar.

—Me gustaría dar la bienvenida a todos los que hoy habéis venido. —a su derecha hay una gran representación de Shiva, su tigresa. —Quiero hacer una mención especial al hombre que hizo que esto fuese posible, Rick Grimes. —genial, me parece que voy a llorar. —Esto era lo que él y su hijo, Carl, querían para el futuro.

El ambiente se llena de aplausos, y puedo ver como Michonne está luchando por no hacer pucheros.

—También debemos tener muy presente a Paul Rovia, al que muchos conocéis como Jesús. Él lucho como el que más para unirnos a todos. —es inevitable que se me escapen unas cuantas lágrimas. Al verlo, Judith me coge de la mano y me da un suave apretón. Cómo quiero a esta niña. —Y ahora, su hermana, Bella, pretende seguir su obra.

Todo el mundo me mira. Unos con pena, otros con esperanza... incluso con admiración.

No sé cómo sentirme.

Pero la única persona que me importa ahora, no lo hace. Zach tiene la mirada pegada en el suelo y se puede apreciar la tensión de sus músculos desde aquí.

No obstante, yo no voy a ser quien se arrastre. Le he dejado muy claro durante estos años que le quiero a él. Y ahora sus inseguridades se han interpuesto entre nosotros.

Ezekiel finaliza sus palabras y echa unas palomas al vuelo.

—¡Disfrutad de la feria de los nuevos comienzos!

Eso alienta a la gente a empezar a comerciar y a establecer nuevos vínculos. 

Yo me quedo ahí en medio, sin saber muy bien qué hacer.

—Hey. —me saluda Daryl. —Enid está dando clases de medicina y Siddiq oliéndole el culo a Rosita. ¿Puedes ayudarme con esto? —se señala la cara.

—Claro. —finjo una sonrisa y acepto, a pesar de que esto sea el motivo de mi pelea con Zach.

Una vez en la enfermería, cojo algodón, alcohol y aguja e hilo, en caso de que sea necesario.

Empiezo por las heridas de su frente, las cuales son superficiales.

Estoy tan concentrada que casi paso por alto la dirección de su mirada, que está posada todo el rato en mis labios.

Al instante me pongo nerviosa y me tiemblan las manos.

—¿Estás bien? —me pregunta.

—Sí. —miento.

—Puede que hayan pasado seis años, pero te conozco.

—Lo estaré.

—¿Has peleado con Zach? —sus preguntas están empezando a incomodarme. No ayuda el hecho de que Zach tenía razón cuando dijo que no le había olvidado. —Os vi en el sauce antes.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora