Flashback

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Nuestro principal objetivo era llegar a los caballos, cosa que conseguimos sin contratiempos. Pero enseguida supimos que algo iba mal cuando el perro de Daryl empezó a ladrar.

Los caminantes nos habían seguido.

—Aaron, Bella, tenéis que llegar a Hilltop cuanto antes. —inquirió Michonne. —Nosotros nos encargamos.

Por mucho que me costase dejarles allí, en medio de la nada, frente a un peligro desconocido, lo único que importaba era la vida de mi hermano.

Así que, sin pensarlo dos veces, nos pusimos rumbo a Hilltop.

[...]

En cuanto entramos por los campos de cultivo, mi instinto es gritar. Gritar lo más fuerte que mis cuerdas vocales me permitan.

—¡Abrid, rápido! Jesús está herido. —mi voz suena completamente quebrada.

Las puertas se abren de par en par. Doy un azote en el lomo del caballo para que salga corriendo y no perder más tiempo. Trato de sujetar a mi hermano contra mi pecho, de manera que el trote no abra más su herida.

En la entrada nos esperan Siddiq y Enid, hechos un manojo de nervios.

—¿Qué le ha pasado? —pregunta Siddiq con frenesí mientras ayuda a Paul a bajarse del caballo.

Unos "auxiliares" llegan con una camilla y delicadamente lo recuestan, para después llevarle a la enfermería.

—Le han perforado el pulmón derecho con una espada. —el nudo de mi garganta cada vez se hace más grande.

—Bella... —Siddiq hace una pausa, consternado. —Es muy difícil que salga con vida de esta.

—No. —niego a la vez que se me cristalizan los ojos. —Tenéis que salvarle. ¡No puede morir! —elevo la voz.

Enid no se queda a escuchar más parte de la conversación y se dirige a la enfermería a preparar todo el material necesario.

—Tienes que hacerte a la idea de que no va a sobrevivir. —las palabras de Siddiq me caen como un balde de agua fría y las piernas me empiezan a temblar.

—Os ayudaré. —empiezo a recogerme el pelo en una coleta alta. —Seis manos son mejor que cuatro.

—No. En tu estado solo empeorarías las cosas.

Noto la presencia de Tara detrás de mí. Ella me rodea con sus brazos por detrás, intentando calmarme.

—Vamos, Bella. Deja que Siddiq y Enid hagan su trabajo. —me susurra con una voz calmada.

No me queda otra que aceptar resignada.

Tienen razón. Con mis manos temblorosas lo único que sería es un estorbo.

De camino a la casa Barrington no puedo dejar de pensar en todo lo que he hecho mal. En estos seis años, el contacto con mi hermano ha sido limitado debido a las circunstancias en las que se encontraban las comunidades. Tal vez nos veíamos una vez cada dos o tres meses en el mejor de los casos.

Podría haber hecho más. Un esfuerzo por venir a visitarle más veces. Podría haberme mudado a Hilltop con Zach.

Podría haber hecho muchas cosas, pero ahora ya nada tiene sentido. No podemos arreglar los errores del pasado.

De lo que más me arrepiento es de haberle hablado tan mal ayer. Me hierve la sangre solo de pensar que esas podrían haber sido nuestras últimas palabras.

Tara me hace sentarme y me tiende un té caliente.

—He metido un calmante para que puedas descansar hasta que terminen con Jesús. —me habla muy calmadamente, como si pudiera hacerme daño con sus palabras.

Silence the Whispers | Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora