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Sala del trono - Radanta- meses más tarde.

- No deja de doler y sigo sintiéndolo. - sollozo Sakura sobre las piernas de Karin. Su amiga acariciaba su cabello y mordía su labio. Deseaba decirle que su humano había estado llamándola en la barrera. Pero la órden de Tsunade era guardar silencio.

En su estado, Sakura debía quedarse en Glean òir.

-Vamos a dar un paseo, te estás poniendo redonda, ejercita ese cuerpo pelo de chicle. Y necesitas una buena dosis de Luz. - palmeo su espalda y la instó a ponerse de pie.

La redondeada panzita de Sakura, asomaba por los pliegues de su túnica, unas manchas oscuras sombreaban sus ojos. Y estaba algo pálida.

Agitó su mano y las enredaderas del techo cedieron.

-¡Oh vamos!- reclamó Karin indignada.

-No quiero salir pelo de zanahoria- se quejó. - esa es suficiente luz...

Giró y se acurrucó entre las sabanas de su cama.

-Sino lo haces por tí, hazlo por ella, dale verdadera luz, no la que se filtra por la habitación. ¡Por Mab! Eres tan caprichosa.- salió azotando la puerta.

Sakura gimió y se lamentó. Minutos mas tarde, la vieron recorrer la sala del trono y salir al jardín de lirios. Se sentó bajo el mismo árbol donde había estado con Sasuke y una tormenta de nieve se instaló sobre ella.

Lo extrañaba tanto que no podía controlar su dolor, al enterarse que estaba embarazada quería regresar y buscarlo, pero su tía se opuso rotundamente.
Ella sabía que dar a luz en el mundo humano era una sentencia de muerte. Trató de sentir a Sasuke pero no pudo y supuso que se había marchado.

-Maldita sea esa niña- espetó Tsunade que la miraba desde el solar del Palacio.

-Quizá si trajeras al humano- susurró Shizune en su oído.

-¡Ay! ¡No hagas eso!- suspiró y negó varias veces.

-¿Hacer qué? - se burló mientras se deslizaba como una sombra a su alrededor.

-¡Aparecer asi! Nose cómo lo haces pero siempre consigues sorprenderme. - estiró su mano y Shizune la beso.

-¿Cuánto le falta? - dijó mientras miraba la tormenta agitarse sobre Sakura- ¡Está sufriendo demasiado!

-Sólo dos lunas más, luego será capaz de sentirlo con intensidad. Estoy segura que correrá a sus brazos, lamento hacerle esto, pero no puedo perderla como a su madre.
Sabés lo que pasaría si se marcha ahora.

-Lo sé, pero me duele tanto verla asi. - Tsunade asintió.

-A mi también me duele, es como mi propia hija. Por eso lo hago. No la perderé Shizune y si tengo que verla helar Glean òir, lo haré. Pero ella se quedará aquí hasta que su hija nazca.

Neji se acercó a Sakura, aún con toda la nieve a su alrededor, la tomó en sus brazos y la llevó hacia los prados. El Sol brillaba fuerte en el cielo.

Sus alas brillaron, su bebe se removió en su vientre y Sakura sonrió apenas.

-Debes dejar de hacer eso- se quejó el castaño, llevaba su cabello atado en un coleta baja- Sabés que odió el clima frío.

-Lo siento, no puedo evitarlo, ahora mismo estoy luchando para no congelar el valle. - susurró con la cabeza apoyada en el fuerte pecho de Neji.

-Sólo dos lunas Saku- murmuró sobre su cabeza.- Luego puedes ir y encargarte de esa condenada granja.

-No volveré Neji, cuándo la niña nazca estaré atrapada aquí hasta que sea mayor y controle sus dones.

-El tiempo pasa volando por estos lugares - le guiñó un ojo y ella asintió.

Por la noche, Tsunade se colaba en su habitación y susurraba hechizos tranquilizadores, la marca en la frente de su sobrina brillaba y desprendía calor. Los adornos florales se chamuscaban y la reina debía reemplazarlos para que su niña no los notara.
Mientras su conciencia estaba activa, el dolor de su pérdida la torturaba y cuando dormía, su corazón y mente se ponían de acuerdo su conección con su alma gemela se hacía tan fuerte que el calor se expandía.
Ambos se conectaban en sueños, Tsunade sabía que no podía mantenerlos separados.
Pero no había forma en que dejará que Sakura pariera en el mundo humano.
Darle parte de su gracia a una pequeña hada la dejaría al borde de la muerte, luego de ver lo sucedido con su hermana, no estaba dispuesta a dejar que la historia se repitiera.

Tocó el vientre de su sobrina.
-¿Quiéres estar con él verdad?- le habló a la pequeña hadita que aún no nacía.- No puedo dejarte ir aún cariño. - Susurró. Antes del alba se marchó para evitar que Sakura la viera.

En la barrera Obito maldecía una y otra vez.

-Ella nunca viene aquí, asi que no te preocupes. - dijó Neji tranquilo.

-Él está ahí fuera, gritando, ¡joder Neji! Su dolor atravieza la barrera. - espetó.

-Ella esta sufriendo igual que él. Una maldita tormenta helada, si sabes lo que es ¿verdad? - refutó - No podemos hacer nada Obito, hasta después de que su bebe nazca.
Sólo haz lo que yo e ignóralo.

-¡Cómo si fuera fácil! - gruño el pelinegro. Llevaba semanas sintiendo la presencia del humano, y escuchando sus gritos.
No podía evitar compadecerlo, su dolor y sufrimiento era tan fuerte que lo podía sentir aún atravezar el portal. Era una bendición que Sakura no se acercará a esos límites sino podría sentirlo también.

-Él le hizo daño, por eso ella regresó tan pronto. No deberías sentir lástima por ese humano. - gruñó Neji.

-No sé lo que pasó entre ellos, pero están destinados y está ahí fuera, llamándola, sino le importará habría regresado a su casa. ¿No creés?- se mofó.

- No interesa lo que crea, sólo debemos mantener a Sakura aquí, no podemos permitir que regrese.

Sìtiche ( SasuSaku +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora