Caleb
Recuperó la respiración, todavía algo alterado, y echó una ojeada a su hermano. Brendan estaba parpadeando hacia el lugar por el que acababan de desaparecer Sawyer, Margo y las otras dos chicas.
Se dio la vuelta. Necesitaba centrarse. Victoria seguía en el suelo, Kyran seguía durmiendo en el sofá y Albert se intentaba volver a peinar con las palmas de las manos, muy indignado por estar desaliñado.
Caleb se acercó directamente a Victoria y le ofreció una mano. Ella parecía bastante frustrada cuando la aceptó para ponerse torpemente de pie.
—¿Se puede saber por qué no te has defendido de esa chica? —él le frunció el ceño.
Victoria se dio la vuelta en su dirección, prácticamente enrojeciendo de rabia y vergüenza. El corazón se le había acelerado.
—¡Porque llevaba un maldito collar de esos! ¡No podía usar mi habilidad!
—Deberías poder defenderte sin habilidad.
—Y lo habría hecho, ¡SI NO FUERA PORQUE ESTABA DISTRAÍDA VIENDO A UNA SEÑORA ESQUIVANDO BALAS A CUATRO METROS DE DISTANCIA DE MÍ!
Caleb le puso mala cara cuando pasó por su lado y se agachó junto a Kyran, tratando de tranquilizarse. ¡Tampoco le había dicho nada para que se pusiera a chillar de esa forma!
—Madre mía —murmuraba Albert mientras tanto—. Llevaba setenta y dos años sin meterme en una pelea, la adrenalina fluye por mis venas.
—Solo has dado un golpe por la espalda —le recordó Caleb, enarcando una ceja.
—Jovencito, no me contradigas.
Victoria los ignoraba. Estaba todavía agachada junto a Kyran. Le había puesto la oreja encima del pecho. Debió escuchar los latidos de su corazón, porque se apartó con un suspiro de alivio y volvió a centrarse en ellos.
—¿Todo el mundo sigue vivo? —preguntó directamente.
—Éste no mucho —comentó Albert con las manos en las caderas, dándole una patadita a la mano inerte del grandullón al que Caleb había disparado.
—No juegues con los cadáveres —Caleb frunció el ceño.
—Ése tampoco está muy vivo —Albert se quedó mirando a Brendan y le chasqueó los dedos delante de la cara—. ¿Hola? ¿Señorito?
Brendan parpadeó, como volviendo a la realidad, y por un momento pareció que no sabía dónde estaba. Miró a su alrededor y sus ojos, al instante, fueron a parar encima de Caleb. Tenía una mueca de incredulidad.
—¿Era... ella era...?
—Una maga, sí —Albert asintió, muy digno.
—¡NO ME REFIERO A ESO!
—¡A mí no me chilles!
—¿Qué os pasa? —preguntó Victoria, confusa, desde el sofá con Kyran.
—¡Era Ania! —gritó Brendan de repente, gesticulando con los brazos hacia el sitio por el que había desaparecido—. ¡Era ella!
—¿La que hacía cosas raras y esquivaba balas? —Victoria puso una mueca de horror.
—¡Sí! E-es decir... parecía ella... pero... Ania no... no es... es una mestiza, no entiendo...
—Bueno —comentó Albert, cruzándose de brazos—, a mí no me ha parecido muy mestiza, la verdad.
—¿Es que nadie va a hablar de Margo? —preguntó Victoria de pronto, poniendo mala cara—. ¡Ese zumbado se la ha llevado!
—Y a Ania —insistió Brendan.
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Sempiterno
Romance"Sempiterno: una vez empezado, no tiene fin." Este libro es la segunda parte de Etéreo, que está disponible en mi perfil :)