Lukadrien

84 9 0
                                    

—!Ya basta!... —gruñó Adrien sintiendo bajó su ropa cómo Plagg se retorcía de la risa.

Se apresuró a llevar el carro de limpieza al último salón, llevaba de todo: escobas, trapeadores, plumeros, desinfectantes, aromatizantes,un par de baldes con agua; el aula que tenía que limpiar era un chiquero.

—No te puedes quejar, siempre has querido ser tratado como un chico normal —le dijo Plagg asomando la cabeza.

—No me molesta el castigo, lo que me molesta es Luka, creo que lo está disfrutando demasiado.

—No lo culpó, yo también lo estoy haciendo —río Plagg antes de esconderse otra vez. Adrien no dijo nada solo rodó los ojos y apresuró el paso.

El rubio jamás imaginó que hacer la limpieza de una habitación fuera tan cansado y difícil, definitivamente prefería combatir con un akuma que cumplir con el castigo que le dió el director Damocles y que su padre apoyo, lo peor era que tenía que hacerlo bajó la supervisión de Luka a quién no se le había borrado la sonrisa burlona del rostro durante toda la mañana.

—!OYE! —exclamó Adrien al ver que Luka cargaba una caja con varios libros y cosas que debían de ser desechados— ¡Se supone que yo debería hacer eso! —reclamo un poco molesto.

—Si lo sé, pero también se supone que el salón debe estar listo hoy y al ritmo que llevás no acabarás. Si quieres quedarte a dormir aquí por mí esta bien —dijo Luka y acto seguido soltó la caja la cual se reventó en el piso dejando regado todo su contenido que Adrien tendría que recoger, otra vez.

El rubio gruñó molestó pero no dijo nada, aunque pensó en varios insultos que rumió mientras tomaba una bolsa para basura y se agachaba a recoger el desastre.

—¡OOPS! —exclamó Luka con descaro, lo estaba disfrutando bastante y más cuando a Adrien se le ponían rojas las orejas del coraje.

Se fue a sentar sobre el escritorio para seguir disfrutando del espectáculo, le pareció que Adrien de verdad tenía vida de princesa pues ni siquiera sabía usar una escoba correctamente. Luka rozó el calló en su palma que le había provocado el uso continuo de la escoba y el trapeador que usaban en la cafetería donde trabajaba de lavaplatos, pensaba en lo distintas que eran sus vidas para tener sus destinos entré cruzados.

Sus callos eran gruesos y fibrosos, sus manos se veían feas y maltratadas, no como las de Adrien que hasta esa parte de su cuerpo tenía perfecto: dedos largos y delicados de un buen pianista, las uñas manicuradas, las palmas suaves y cálidas lo descubrió el día que se conocieron el breve instante en que juntaron sus manos al presentarse, le pareció agradable el tacto.

Adrien era un completo desastre, el polvo lo hacia estornudar, quitar telarañas le daban escalofríos y por más que llenaba bolsas de basura está no parecía terminarse, Luka estaba que le dolía el estómago de tanto reír y más por el aspecto de pordiosero que Adrien tenía; estába tan sucio como la habitación parecia llevar un traje de Chat Noir barato para halloween, tenía: los cabellos parados y mugre en la cara que parecía un antifaz, no pudo evitarlo y le tomó una fotografía para el recuerdo. Aún que Luka de verdad estába disfrutando no se sentía cien porciento agusto por lo que se levantó para ayudarle, lo quisiera o no.

—Basta rubia, déjame mostrarte como se hace —dijo Luka arrebátandole la escoba de las manos.

—¡RUBIA! ¡Me dijiste rubia! —reclamo Adrien indignado.

—Si. Pensaba decirte princesa pero no somos tan cercanos, a menos que tú quieras...ya sabes —le dijo Luka guiñándole un ojo que provocó que Adrien se pusiera como tómate.

En unos cuantos movimientos, Luka había podido juntar la basura sin levantar casí nada de polvo algo que Adrien no podía hacer y que lo único que había conseguido era despertar una alergia, quedó impresionado por su... "Habilidad".

~AU MLB~ El Poder De la Luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora