— Espera, ¿vas a andar conmigo así? —pregunto curiosa.
Se detiene y gira hacia mi. Yo lo imito y señalo mi vestimenta con ambas manos para que me observe, aunque creo que no es necesario, estoy segura de que sabe exactamente como luzco, como la loca que se atreve a reclamarle aún vestida como sirvienta.
Curva sus labios hacia abajo desentendiéndose del hecho.
— Que más da —se encoge de hombros—. Digo, si me importa, es probable que me pregunten sobre esto después; pero bueno, es lo que hay —dice sin cuidado mientras gira hacia el frente nuevamente.
Ay si, ”is li qui hiy".
Ruedo mis ojos.
— Dime, ¿y tú auto maravilla? —cuestiono intrigada.
— ¿Auto maravilla? —replica mientras sigue el camino.
Lo sigo.
— Claro, la súper máquina que debes tener para ir incluso a la esquina de tú mansión —declaro obvia.
Se quedó en silencio por unos largos segundos, por lo que dudé si iba a comentar algo o responder mi pregunta.
— Me gusta caminar —declaró con sencillez—; además, no vamos tan lejos —informa.
Esa información trae consigo la gran interrogante.
— ¿Y a dónde se supone que vamos?
— ¿Por qué haces tantas preguntas?
— ¿Será porque estoy caminando con un desconocido hacia quién sabe dónde? —cuestiono con obviedad—, no, no comprendo el porqué —aprieto los labios mientras niego.
Pasan unos dos minutos sin un comentario de su parte, por lo que agrego:
— Y también porque quiero.
Escucho una pequeña risa de su parte, como si estuviera esperando eso último, la cereza del pastel.
Bueno, mientras llegamos a nuestro *desconocidopormi* destino, voy observando todo. El sol resplandeciente por la hora es un poco incómodo, pero no tanto como para sentirse muy ardiente. Las personas en este sencillo pueblo van de un lugar a otro, no transcurren muchos vehículos, los árboles añadiendo su toque pintoresco, y el aire está muy fresco. Agradezco al cielo por esos árboles, ya que son lo único que le dan un toque brillante a este lugar pues es muy básico; todo el pueblo es literalmente una imagen algo neutra, de colores opacos predominando el marrón digamos en un 90%, el 10% es compartido entre otros colores. También me doy cuenta de como me observan las personas y entonces arrugo un poco el ceño… me toma unos segundos llegar al punto. Cierto… yo, la miss nada, está caminando nada más y nada menos que con Ryan Prior.
Deben estar pensando ¿y esa quién es?, ¿por qué camina junto al señor Prior?, ¿será una acosadora?
Ay por favor, solo es un chico; con dinero, elegancia, delicioso olor a masculinidad pero nada más. Aunque tal vez si hay más.
Me limito a rodar los ojos y a continuación, cruzamos la calle hacia el otro lado. Es raro que vayamos hacia donde creo que vamos; digo, no es un lugar tan barato como donde trabajo, pero tampoco es un lugar para millonarios.
Llegando a la entrada del lugar nos detenemos.
— Am, ¿quieres esperar aquí mientras yo salgo o…
No termina la pregunta a propósito, esperando una respuesta de mi parte.
Por un momento, se puede pensar que lo hace por cortesía o algo así, pero solo tardo unos segundos en darme cuenta.
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Su Realidad Y La Mía
RomanceHablemos de posiciones en el mundo. Siempre estamos a cuestas de ellas. Dicen que debemos encajar siempre con nuestra posición social; cualquier sueño con ser, tomar, llegar más allá del destino que nos tocó es derribado por argumentos que, aunque...