Capítulo 10

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Mientras caminamos hablamos un poco sobre mi querida Elektra y él me cuenta algunas cosas sobre animales. La plaza del pueblo no está muy lejos, solo a unas cuantas calles de la cafetería. Pasamos por una de las calles con más bajo perfil, cercana a mi zona. Una señora con ropa desgastada y algo descuidada pasa por el lado de Ryan y noto como se aleja de repente, añadiendo un gesto de disgusto a su rostro.

Eso es muy descortés y bajo, no es para nada agradable. Bufo y ruedo mis ojos adelantando el paso para cruzar hasta la plaza que ya está a nuestro frente.

— ¡Oye, espera! —exclama mientras cruzamos.

Llego al pavimento que rodea el parque y me detengo. Es hora de aclarar esto.

El chico llega tras de mi y se detiene haciéndome frente. Me observa directamente.

— ¿Qué sucede? —indaga confuso.

— ¿Por qué eres así?, te gusta lo sencillo pero aún así eres muy estúpido y egocéntrico —declaro irritada.

Frunce el ceño.

— ¿De qué hablas?

— ¡Ay por favor! —exclamo—. Ya te lo dije una vez, es como ves a todos y todo lo que es inferior y repulsivo para ti. ¿Tenías que hacer esos gestos con esa pobre anciana?

Esta vez solo relame sus labios; aunque desvía la mirada su expresión desentendida de la vez pasada no está. Ahora lo comprendo. Aquella vez hubiera pensado que no era consiente de sus actos, pero ahora se nota que si.

— ¡Auch! —me quejo.

Interrumpiendo el momento, un chico pasó rápidamente por mi lado chocando contra mi hombro. Se detuvo solo unos pasos más allá de nosotros observando su celular.

— ¡Podrías por lo menos disculparte idiota! —exclamo hacia él.

— Lo siento —dice obstinado mientras rueda sus ojos.

— Si, púdrete —le suelto con disgusto.

Al mirar nuevamente a Ryan noto una expresión extraña. Me observa con disgusto y algo de decepción; también una pizca de irritación.

— ¿Qué? —indago firme.

Toma de mi brazo y me arrastra hasta la esquina del pavimento, cerca de los arbustos.

— ¿Me recriminas a mi y no te observas tú? —cuestiona disgustado.

Arrugo mi entrecejo al no entender su pregunta.

— ¿A que te refieres? —pregunto confusa.

— Mira, te explicaré mi punto —hace una pausa mientras parece ordenar sus pensamientos—. No entiendo muy bien eso que dices de mis actitudes y gestos; pero tal vez puedo hacerme una idea. La verdad es que mi madre siempre me hizo exponer mis sentimientos con lo que me disgusta; también se ha encargado de hacerme saber cuales son las cosas que deberían disgustarme. Siendo sincero, tú podrías estar en la lista, pero simplemente contigo no puedo ejercer esa regla —explica con calma.

Su Realidad Y La MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora