*SIENTO LA TARDANZA*
Continuación
— Señor Livingston, su hija —informa Sonia al señor que se encuentra sentado en el banco, de espaldas a nosotros.
Gira inmediatamente retirando sus anteojos y dejándolos a un lado junto al libro que leía. Sonrío amplia y felizmente al observarlo, él por igual.
Mi padre, como amo a ese señor. Noto sus facciones algo desgastadas de siempre, revelando su agotamiento tras los años y las decaídas que a veces tiene. Aún así, siempre trata de ser el hombre animado que una vez fue, y que yo espero que vuelva por todo lo alto.
Hombre trabajador y cariñoso, a pesar de su dura vida siempre intentó hacer lo mejor por su familia. La vida no le regaló un buen costo, todo fue y es muy difícil y aún así, aquí seguimos, gracias a sus esfuerzos y a los de mi madre.
— ¡Papá! —me acerco casi chillando mientras Sonia se va y él se levanta rodeando el banco hasta llegar a mi.
Nuestro encuentro es sumergido en un gran abrazo, uno reconfortante e importante, siempre lo son para mi. Nos quedamos así por unos segundos hasta que papá se aleja de pronto.
— ¿Señor Ryan? —pregunta confuso con la mirada tras de mi.
Diablos, olvidé por completo a mi chico Mora Azul. Abro los ojos tallando una mano en mi frente de golpe.
— Lo siento Ryan —me excuso girando mi rostro avergonzado hacia él mientras le tiendo una mano, curva sus labios y la toma.
Halo de él hacia nosotros y vuelvo mi rostro al señor. Seguido suelto su mano.
— Papá, sé que esto es algo extraño pero Ryan es mi amigo —arrugo levemente mi rostro—, no le molestó acompañarme hoy —añado reprimiendo una sonrisa.
De acuerdo, tal vez no pensé claramente cuando tomé la decisión de hacer esto. Pero esperen… ¿cuál decisión?
Ni siquiera me detuve a plantearme la situación.
Mi padre frunce el ceño para seguido arquear una ceja, extrañado a más no poder. Luego pasa su vista a Ryan.
— Es un gusto Señor Livingston —dice el chico tendiendo una mano a papá.
El hombre que me dio la vida entorna los ojos y toma la mano de mi amigo con fuerza, sin una pizca de titubeo por parte de Ryan la estrechan. Mi padre eleva el rostro con imponencia mientras escudriña brevemente al chico.
— No sé qué diablos hiciste muchacho, pero si estás frente a mi ahora deberías plantearte reclamar el cargo de tú padre ya. Un placer —asiente con una expresión más relajada.
Suelto una risa ante su comentario y Ryan sonríe con esmero. Si, a mi padre no le hizo ni cosquillas la cuestión de que el chico sea quien es sino el hecho de que está aquí conmigo, como mi amigo. Es así de sencillo, y sé que está bastante sorprendido por esto.
¿Mía manteniendo una convivencia pacífica con alguien?, ¿sobre todo con un chico?, eso ni en sueños.
Pasamos a sentarnos en los bancos tras nosotros. Papá en frente de Ryan y yo.
Nos quedamos en silencio un rato el cual me tomo para observar el alrededor. El ambiente ya es algo caluroso. Noto a los demás ingresados con visitas, otros leyendo, y otros concentrados en algún juego de mesa. Más allá noto que a uno de ellos lo llevan a rastras tras un pequeño ataque, pobrecito…
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Su Realidad Y La Mía
RomanceHablemos de posiciones en el mundo. Siempre estamos a cuestas de ellas. Dicen que debemos encajar siempre con nuestra posición social; cualquier sueño con ser, tomar, llegar más allá del destino que nos tocó es derribado por argumentos que, aunque...