Luego de pasar unas cuantas esquinas llegamos al lugar escogido por Ryan. Es un pequeño local con estacionamiento, al parecer para los clientes... ja, restaurantes modernos por así decirlo.
Antes de pasar hacia el estacionamiento obvio hay que pasar por el puesto y pedir la orden. Hay un auto delante de nosotros que no tarda mucho en recibir su orden y seguido acelera para ir al fondo.
— Me encanta cuando el mundo no es insoportable —comento observando la escena con gusto.
Giro mi rostro un momento a Ryan quien me observa con el ceño levemente fruncido y sonriente; su expresión la que dice: "estás muy loca".
— ¿Qué?, me gusta cuando la gente no me hace querer desaparecerla —digo divertida pero firme mientras él acelera para llegar a la ventanilla.
Suelta una risa y niega con la cabeza para seguido pedir.
*****
Aparcamos en el centro de la fila marcada, en la cual se encuentran solo unos tres vehículos más; uno a nuestra derecha y dos a nuestra izquierda.
Pedimos pollo, papas y jugo. No me gusta el refresco e hice que Ryan no comprara para él esa toxicidad.
Tomé algunas papas y las pasé por el kétchup, para luego llevarlas a mi boca. No soy de esos que les apena comer delante de alguien más, ni siquiera me molesto en pensar en los demás cuando mi paladar está siendo enriquecido.
Pero esta vez, mientras mastico, estoy sopesando como iniciar esto...
Trago y desvío mi vista hacia el rostro más lindo que haya visto.
— Lo primero es el porqué —digo observándolo fijamente.
Se encontraba tomando jugo mientras miraba hacia afuera. Lo baja y su mirada se fija en mi.
Suspira un poco antes de hablar.
— Bueno, ¿recuerdas que te dije que eres la chica más lindo que he visto? —ruedo mis ojos, obvia. Ríe un poco—. Pues, es cierto. Probablemente la formulación de tú primera pregunta es ¿por qué te busqué? —pausa un momento mientras su mirada se torna intensa en mi—. No sé explicártelo, pero simplemente quise volver a verte —declaró con un pequeño cambio en su tono.
Si, esa era una de las preguntas. Aunque es una inusual respuesta, me hace feliz conocerla. Yo también me quedé intrigada con él desde el primer día.
Ahora... ¿por qué el interés?, ¿por qué el cambio?
— ¿En serio?, ¿después de nuestro fabuloso primer día? —cuestiono cruzándome de brazos, no muy convencida.
Ríe.
— Si... es extraño, tal vez fue tu manera de tratarme diferente, no muy cordial pero por lo menos no como la exasperante mayoría —rueda sus ojos.
Lo entiendo. Hasta yo me lanzaría de un balcón nada más con ver y escuchar como todos se ponen locos si fuera él. Paparazis, niñas locas, adultos buscando provecho... Pero en mi caso ya saben como sería, a todos los lanzaría de ese balcón.
— Bien, puedo decirte que también me intrigaste desde el principio —declaro tomando mi jugo y dándole un sorbo.
Le esbozo una dulce sonrisa cuando noto que sus ojos escudriñan cada facción de mi rostro. Amo mirar ese rostro Dios. Sus ojos me causan nerviosismo y una calidez impresionante al mismo tiempo; con sus miradas casi puedo descifrar mensajes que no salen de su boca, y eso me pone intranquila porque quisiera asegurarme y descifrar por completo lo que creo ver en ellos.
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Su Realidad Y La Mía
RomanceHablemos de posiciones en el mundo. Siempre estamos a cuestas de ellas. Dicen que debemos encajar siempre con nuestra posición social; cualquier sueño con ser, tomar, llegar más allá del destino que nos tocó es derribado por argumentos que, aunque...