Arrésteme, oficial (DaiSuga)

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―Había una vez...

Comenzó a relatar el profesor de primer año de primaria a sus jóvenes y expectantes alumnos, su voz iba hilando las palabras del cuento infantil occidental de tal manera que todos los, generalmente inquietos niños, estuvieran en total silencio y prestando la mayor atención posible a la historia que les era narrada. Y no era solo la historia la que los cautivaba, sino que también era su profesor en sí.

Su cabello platinado y fuera de lo común en el país, era una de las cosas que más llamaban la atención sobre su apariencia, y si a eso se le sumaban los rasgos delicados del rostro, su altura más alta que el promedio y sus finos modales y sonrisa fácil; todos llegaban a la conclusión de que al menos debía ser un halfu. Aunque sus cercanos y conocidos habían escuchado solo un poco sobre su pasado y de la trágica muerte de sus padres, por lo que se sentían incómodos de hacerle cualquier pregunta sobre su familia.

Y es que no era que solo los niños quedaban cautivados por él, sino que los mayores sin importar su edad o género también caían por él casi como si de un hechizo se tratase. Sugawara Koushi a donde fuera que iba dejaba a las personas hipnotizadas por su belleza y personalidad tan singular. Sus compañeros solían invitarlo bastante a menudo a fiestas y a beber luego del trabajo, pero él siempre los rechazaba y así era como realmente nadie conocía nada sobre su vida personal más que el hecho de que era maestro de primaria.

―Y todos los aldeanos quemaron el castillo para poder deshacerse del monstruo que en él habitaba.

Los niños jadearon por aquél acontecimiento, pues algunos habían llegado a sentir hasta simpatía por el protagonista de la historia, con una sonrisa en el rostro y sabiendo que ya había cumplido su cometido, cerró el libro de cuentos, generando un montón de ruido por parte de los niños que no querían que la historia terminase ahí.

―Ya, ya, no se preocupen, mañana les terminaré de contar qué fue lo que pasó. Ahora ya estamos en la hora para que se vayan a casa y no quiero ser yo la causa para que nuevamente sus padres se preocupen de que no regresan a tiempo.

Otro montón de quejidos y suplicas se escucharon por parte de los infantes, pero Sugawara solo aplaudió una vez, como finalizando la discusión y el silencio volvió a aparecer.

―Hasta mañana niños, descansen y vayan con cuidado. Nunca sabe cuándo se pueden encontrar con personajes peligrosas.

Una vez a solas, los otros maestros de la escuela se asomaron por la puerta y llamaron a Sugawara para que saliera por ahí. Una vez ya todos en el pasillo, uno de los más entusiastas habló:

―¡Suga! Hoy sí o sí debes acompañarnos para ir a beber unas copas. No hay exámenes de los niños que corregir ni ninguna reunión que preparar, así que no tienes excusas válidas para decirnos que no esta vez.

―Está bien. Llevan un tiempo invitándome así que es correcto que al menos los acompañe en esta ocasión.

Todo el resto de sus compañeros se miraron entre sí, no habían esperado a que aceptara así que saltaron emocionados y de inmediato lo arrastraron hacia fuera para poner rumbo al local en donde irían a beber. No quedaba tan alejado de la escuela, era el mismo barrio solo que unas calles más retiradas de la avenida principal llena de negocios; la oscuridad de la noche pronto los fue envolviendo una vez dentro del local, al igual que el alcohol.

Las jarras de cerveza apenas llegaban a la mesa eran vaciadas, el ambiente se sentía realmente animado y los compañeros de trabajo de Sugawara reían sin parar. Él apenas había probado trago de su primera cerveza y prácticamente era el único en estado de sobriedad para ese momento; cuando uno de los maestros de mayor grado comenzó a elevar demasiado la voz dentro del recinto, el dueño del izakaya les pidió que se retirasen.

One Shots y Drabbles de HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora