Ámame (KuroDai)

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—Me gustas. Desde el primero momento en que te vi.

De seguro que había escuchado mal, todavía estaba adormilado y no había dormido en días por cumplir con los caprichos de su jefe, así que su mente no estaba funcionando y le jugaba malas pasadas. De todas formas, se atrevió a preguntar en voz alta.

—¿Disculpe? ¿Dijo algo Kuroo-san?

—Ya te dije que dejaras de llamarme así cuando no estamos trabajando, Daichi.

—No respondiste a mi pregunta.

—Sí, dije algo. Me gustas, ¿tanto te cuesta creer eso?

Sawamura sentía como el calor comenzaba a inundarlo y tuvo que desviar la mirada de los orbes avellanas que no dejaban de estudiarlo profundamente. ¿Cómo debía responder a eso? Kuroo era su jefe en ese momento y él seguía la estricta política de mantener trabajo y vida personal separadas, y dudaba que su jefe hiciera lo mismo. Pero ¿siquiera porqué se lo estaba cuestionando?

—Lo siento, Tetsuro, pero no puedo corresponder tus sentimientos —apretó el vaso que sostenía firmemente en su mano y tragó saliva.

—Ya veo —el moreno alto bebió un poco de alcohol—. Creo que tendré que despedirte.

—¡¿Qué?! Eso no...

—Daichi, ¿acaso creíste que te contraté por tu maravilloso trabajo? Pues déjame decirte que fue gracias a tu trasero que conseguiste el empleo, verlo apretado dentro del pantalón es una de las mejores maneras de empezar el día. Aunque no negaré que me sorprendió lo diligente que llegaste a ser como mi secretario, creo que sería una verdadera lástima el tener que despedirte.

—Tetsuro, puedo denunciarte por acoso laboral. —Daichi no daba crédito a las palabras que escuchaba.

—Hazlo, pero sabes bien que no encontrarás un trabajo tan bueno ni tan buen remunerado como este...

Daichi sabía que Kuroo tenía razón, le había costado varios meses encontrar un buen trabajo desde que la compañía en la que trabajaba se había ido en bancarrota; llevaba casi un año trabajando como secretario personal del ex capitán de Nekoma y pudo pagar todas sus deudas, arreglar los imperfectos en su diminuto departamento y comenzar a ahorrar. Y por el contrario de lo que podían creer, Kuroo trabajaba bastante bien y no lo sobreexplotaba. Claro que ahora todo cambiaba.

—No entiendo entonces qué es lo que quieres, Tetsuro.

—En realidad no esperaba ser correspondido y forzar a la gente para estar conmigo no es mi estilo, ya sabes, caen por mis encantos —le guiñó un ojo y Daichi solo pudo enarcar una ceja—. Solo quería expresarlo en voz alta, llevaba muchos años guardándolo dentro de mí y cada vez que me pierdo en tu nariz respingada sentía la necesidad de decirlo en voz alta.

—Vaya —Sawamura se llevó una mano hacia su nuca y se rascó el corto cabello que tenía allí—, en verdad que te has fijado en mí.

—Daichi, tu me hiciste gay —a pesar de todo lo que había escuchado esa noche, Daichi escupió lo que estaba bebiendo—. Quise olvidarte estando con otros hombres, incluso mujeres, y aun así mis pensamientos siempre volvían a ti de alguna forma, te habías convertido en un simple capricho lejos de mi alcance, en un borroso recuerdo de juventud que ya ni siquiera recordaba con claridad. Y volviste a aparecer en mi vida, como si el destino lo quisiera de esa forma.

—No es como si lo hubiese hecho a propósito, ¿sabes?

—Lo sé, eres demasiado tímido para eso —volvió a ganarse una ceja levantada por parte del chico de Miyagi—. Solo... ugh —Tetsuro se revolvió su cabello y quizás por costumbre—, maldición, solo quería ser romántico y cursi al momento de declararme, pero solo pienso en lo mucho que quiero que entiendas que necesito poner mi cabeza entre tus muslos.

One Shots y Drabbles de HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora