SoulMates (IwaAka)

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En un mundo en dónde solo puedes ver en escalas de grises, hay algunos, ilusos, que van esparciendo el rumor de que, bajo ciertas condiciones, como por ejemplo, que encuentres a tu alma gemela, es cuando por fin tu mundo se iluminará y llenara de colores. Descubriendo un nuevo mundo lleno de emociones y sentimientos.

Para él, no eran más que cuentos.

¿Almas gemelas? Sí, como no.

A sus 27 años creía haberse enamorado lo suficiente como para descartar la idea de un único y verdadero amor. Como las emociones en general eran tan difíciles de sentir y encontrarlas, no había alguna especie de censura en cuanto a las relaciones sexuales o al libertinaje propiamente tal al cual ciertas personas se abandonaban. El sexo, era uno de los pocos actos que lograban suministrarte algún tipo de placer.

Aunque había conocido a personas que afirmaban aquello sobre las almas gemelas, para él eran solo más cuentos inventados a partir del subconsciente de la gente y el factor masa. Psicosis colectiva o alguna otra historia narrada por los abuelos acerca de alguna sociedad utópica en dónde las personas podían sentir las 24 horas del día.

Y aun así, su mejor amigo, lo más cercano a lo que él podría considerar como alma gemela, estaba caminando a su lado mientras le hablaba; o mejor dicho, iba dando brincos a su lado mientras vociferaba y le llenaba la cara de saliva por la efusividad que daba al hablar.

-Akaasheeeeee, ¡te digo que es cierto! ¿Por qué no me crees? -vociferó el otro hombre mayor que iba a su lado-. Te digo que es cierto, yo lo viví.

-Bokuto-san, no le creeré jamás, no importa cuanto trate de convencerme, aquellas historias de fantasía me aburren.

-Pero Akaaaashi, yo ahora puedo ver en colores. Es algo tan maravilloso que no podrías creerlo ni aunque te lo describiera.

-Bokuto-san, está tratado de describirlo y aun así no le creo. ¿Puede dejar de llenarme de su saliva?

-Akaashi -El mayor se detuvo haciendo que Keiji también lo hiciera, le puso las manos en los hombros y se le quedó mirando fijamente-. Tus ojos son de un color mucho más profundo que un simple gris, bordea entre el color del mar y un día de tormenta, ¿logras comprenderme?

-Bokuto-san, ya le he dicho que todas esas metáforas que usted trata de decirme, para mi suenan igual. Sé que mis ojos son grises, al igual que los suyos.

-Oh no.... -negó el otro y le regaló una enorme sonrisa-. Kuroo me ha dicho que mis ojos son del color del oro o del trigo, el color es dorado.

El chico de cabellos negros soltó el aire por su boca en una mezcla entre resoplido y suspiro. Realmente quería a su senpai, incluso en algún momento pensó que lo que sentía era amor por él, pero todo había acabado cuando Bokuto había conocido a un tal Kuroo, que según palabras de él mismo Kotaro: era el amor de su vida, su alma gemela y la luz junto con los colores de su vida. Desde ese entonces se había puesto todo un romántico y también alguien molesto, más aún de lo que ya era.

A pesar de ello, Akaashi seguía guardando ciertos sentimientos hacia él, una demostración de eso era el porqué le estaba acompañando a una cita grupal. El chico de supuestos ojos como el color del oro le llevaba a esas cosas desde que había empezado su relación con el otro chico, insistiendo en que también él debía vivir aquella felicidad.

Cuando llegaron al lugar de la cita, trató de quitarse aquellas molestias de encima, mal que mal, los otros miembros partícipes de la reunión no tenían la culpa de su mal humor. Todavía.

Saludó a los presentes y se sentó en una esquina de la mesa, lejos de donde se encontraba su senpai y su actual novio. Lo que menos quería era escuchar su voz en ese momento. Se puso a conversar con el chico al lado de él, era simpático y atractivo, no era necesario que le provocara nada, no aún al menos. Eso pasaba solo durante el sexo.

One Shots y Drabbles de HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora