Brillo de Luna (KuroYama)

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Sabía que lo había visto en alguna otra parte, tal vez en sus sueños o lo que estaba viviendo era un dejá vu. Pero sentía en el fondo y más recóndito rincón de sus entrañas de que lo había visto antes. No sabía cómo explicarlo si es que tuviese que hablar del tema con alguien, él no era bueno con palabras, al menos con ese tipo de palabras. Pero lo juraba como se llamaba Kuroo Tetsuro de que conseguiría que ese chico se fijara en él.

Aunque en ese momento odiaba tener que aparentar y actuar como el capitán del Nekoma, cuando en realidad lo único que quería era sucumbir a sus propios sentimientos. Aquel partido fue interesante en muchos sentidos, habían podido entrenar con su eterno rival, el Karasuno y avivaron la llama para la batalla del basurero. Además de eso, logró hacer la invitación para la concentración en Tokio. Así podría llegar a conocer a su chico de mejor manera.

Cuando por fin llegó la esperada fecha, sus nervios estaban a flor de piel, pero con su personalidad, le era hasta cierto punto fácil engañar al resto de sus compañeros para hacerles creer que se encontraba bien. Claro, a todos menos a Kenma, aunque él estaba pasando por sus propias dificultades emocionales por cierto chico pequeño y de cabello naranja. Kuroo suspiró y dio inicio al entrenamiento.

Las veces que miraba al equipo de los cuervos durante sus partidos y sus descansos, podía ver que su querido chico siempre estaba acompañado de otro, lo que le provocaba un ataque de celos por eso. ¿Por qué pequitas-kun tenía que dedicarle esas sonrisas al rubio alto con cara de nada? Él quería ser el único al que le sonriera de esa forma, pero ¿con qué derecho? Tenía que conseguir acercarse a él.

Mientras tomaban un descanso, se acercó a hablarle, pero Tadashi se veía algo tímido en su presencia y buscó refugio en el número 11. Tal vez si se acercaba a hablar y entablar amistad con el llamado Tsukishima, lo lograría. No perdía nada con intentarlo.

Y así habían pasado los días y los entrenamientos, y aunque había logrado acercarse más a Tsukki o incluso a chibi-chan, no había obtenido mayores avances con Yamaguchi y eso lo estaba sacando de quicio. Tanto así, que la última noche de la concentración, fue a pasear por los alrededores de las inmediaciones, necesitaba refrescar su mente y enfriar su corazón que parecía no entender que la lógica y la buena conducta le estaban impidiendo los avances.

En el lado del edificio que estaba bordeado por grandes y gruesos árboles, escuchó un ruido, algo parecido a un sollozo. Según las leyendas y mitos que le contaba Bokuto, en esas zonas rondaban fantasmas y espíritus en busca de la salvación de sus almas. Tonterías, como si él fuese capaz de creer semejantes estupideces, lo más probable era que Kotaro le tratara de hacer alguna broma de ese tipo.

Con una sonrisa y arremangándose las mangas de la chaqueta roja de su equipo, fue hacia el lugar del suave llanto. Movió un arbusto cerca de un árbol y encontró al supuesto fantasma. Ahí se hallaba la otra parte de su alma perdida, Yamaguchi se encontraba en cuclillas, con ambas palmas en las cuencas de los ojos y tratando de ahogar los ruidos de su llanto en el borde de su chaqueta.

¿Por qué estaba llorando? No, eso no era posible.

—¿Pecas-kun? —preguntó, haciendo que el menor se sobresaltara al escuchar su voz y tratara de correr lejos de él. Lo tomó por el antebrazo y lo sujetó en el mismo lugar para volver a preguntar— ¿Pecas-kun? ¿qué haces acá?

—Yo... esto... —el chico menor ni siquiera le miraba y seguía sollozando, aunque trataba de hipar menos—... nada. —Respondió finalmente.

El moreno se le quedó mirando y sentía como su propio corazón se encogía al ver caer las lágrimas del chico que rondaba por sus sueños. Inconscientemente, posó uno de sus dedos pulgares por el pómulo y con un suave movimiento, limpió una lágrima que caía bajo la luz de luna. Recién ahí, Yamaguchi levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de él.

One Shots y Drabbles de HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora