Vígesimo cuarto capítulo

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A

tilio se bajó del auto y se acercó a Elías...

At: pensaba que ya Mariela y tú se habían ido (su rostro reflejaba completa seriedad) ¿que haces aquí? (colocó sus manos en la cintura y hizo una mueca de desagrado) no quiero verte, es hora que ambos se vayan y no regresen más.

Elí: No te preocupes, nos iremos pero antes quiero hablar contigo, ya no somos niños, quiero tener una conversación seria, de hombre a hombre, necesito decirte todo lo que llevo dentro antes de irme, no puedo vivir con esta espina clavada en mi corazón por más tiempo.

At: no hace falta que tengamos ningún tipo de conversación, todo quedó bastante claro cuándo tanto Mariela como tú decidieron irse sin decirme nada, ustedes decidieron que esto fuera así, yo no hice nada.

Elí: nos mataste, si, prácticamente estamos muertos, nadie sabe que somos tus hermanos, todos creen que eres hijo único y eso si es culpa tuya, la imagen perfecta que creaste a los demás sobre nuestra familia...dios, no había nada de perfecto en nuestra casa, todo era una fachada ridícula que nuestros padres se empeñaban en mostrar.

At: tuvimos la familia que nos tocó y te recuerdo una vez más que esa familia tan imperfecta de la que hablas es la misma que te ha pagado todo durante todo este tiempo y la que seguramente te seguirá pagando todo por el resto de tu vida, Elías, ni Mariela ni tu sirven para nada, los dos se han ganado lo que por idiotas tienen hoy, yo estudié y hice que nuestros padres confiaran en mi, por eso heredé todo, por que yo si estuve ahí cuándo ustedes no quisieron estar, hice mi trabajo, lo que me tocaba, logré hacer crecer la empresa pero esta bien, si han dejado pasar todos estos meses estando aquí solo para que os deje una parte del dinero, bien, mañana hablaré con mis abogados para hacerles llegar a ambos una buena cantidad de eso que tanto ansían, ¿contento?...

Elí: (suspiró y negó con la cabeza, su mirada se mantuvo en el suelo) no, Atilio, yo realmente lamento si en algún momento te fallamos, eramos muy jóvenes, estabamos alocados y queríamos vivir una vida fuera de la crianza que habíamos tenido. No hables con tus abogados, ni mi hermana ni yo queremos el dinero que por derecho te corresponde y por nosotros no tendrás que preocuparte más, mañana mismo nos iremos del país y así podrás vivir tranquilamente con tu nueva familia....te deseo lo mejor, que te vaya bien (se alejó caminando, Atilio quedó parado viendo como se alejaba).

At: (respiró hondo para tratar de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, apretó la mandíbula con tanta fuerza que sintió presión en sus dientes, cuándo vió que dobló la esquina entró en casa de Refugio)...

Re: no puedo creer que hayas dejado que se fuera, es tu hermano, ¿de verdad quieres que se aleje de nuevo de ti? (estaba mirándo por la ventana pero se giró para mirarle).

At: ¿nos estabas espiando?...

Re: quería asegurarme de que no hicieras ninguna locura pero creo que no ha funcionado por que has terminado tomando la peor decisión.

At: no es verdad, yo no le he dicho nada más que la verdad, es mejor así, Refugio, ellos sigan viviendo su vida lejos de mi...Y ya dejemos este tema, tenemos cosas más importantes por cuáles preocuparnos (se alejó metiéndose en la habitación de ella, quería estar solo unos minutos y ella le respetó esa soledad, mientras es comía la cabeza dándole vueltas a todo ella entretuvo a los niños viendo una película y jugando con ellos).

Cuándo se hicieron las nueve de la noche, Refugio mandó a sus hijos a dormir, no sabía si Atilio se quedaría en su casa esa noche o prefería irse.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora