Cuarto Capítulo

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At: ¿Cómo que para qué?, idiota, para conquistar, tienes que ayudarme a conquistar el corazón de Refugio Chavero...

Ri: (frunció el ceño, ahora si que ya no entendía nada, o su amigo estaba loco o padecía de bipolaridad) haber, no entiendo, ¿no decías que no te gustaba esa mujer?, ¿ahora cuál es tu interés por conquistarla?.

At: ¿que te importa eso?, necesito tu ayuda, ¿me ayudarás o no?...

Ri: no hasta que no me cuentes de ese repentino interés tuyo por Refugio, quiero saberlo todo, se que algo te pasó con ella y quiero me cuentes, te estaré esperando en mi casa (colgó antes de que le replicara).

Refugio entró en la habitación de Alex cuándo Priscila salió, esta la miró de arriba a bajo con desprecio.

Pr: ni creas que estás ganando por que mi esposo fuera a lidiar para que volvieras, estar en esta casa será un infierno para ti.

Re: puede hacer lo que quiera, intente humillarme si lo desea pero recuerde que no humilla quien quiere si no quien puede, yo tengo la cabeza muy alta por que no le debo a nadie y mis gastos los pago yo, ¿usted puede decir lo mismo?.

Pr: estúpida insolente (con odio).

Re: de estúpida no tengo mucho si he conseguido que en dos días su esposo me haya tomado más en cuenta a mi que a usted (sonrió con sorna) será que no le da lo mismo que yo podría darle, soy pobre pero encándilo a su esposo más que usted, ya ve, yo no necesito un millón de cirugías para levantar el alívido de un hombre (suspiró) que pase un lindo día en pilates, señora de montenegro (entró en la habitación dejando a Priscila consternada) buenos días, ¿preparado para tú rehabilitación?.

Alex: si, estoy deseando que me digan que si me puedo operar, entre más pronto mejor, tengo muchas ganas de poder andar.

Re: y yo deseo de corazón que tu sueño se cumpla (posó su mano en la majilla del niño) vamos a decretar juntos que eso suceda.

Alex: (asintió) me parece bien (la puerta se abrió, era Atilio) papá, ¿ya nos vamos?.

At: si, ya es hora de irnos al hospital (se acercó a la cama y cargó a su hijo).

Re: ¿seguro que quiere que le acompañe?, puedo quedarme a hacer cosas en la casa, así no estorbaré.

At: tu no estorbas y claro que vendrás conmigo, con nosotros (corrigió) es importante para Alex, el quiere que vayas, ¿verdad?, hijo.

Alex: claro que quiero, tú eres un apoyo muy grande para mi, te necesito conmigo, por favor.

Re: si es así no voy a negarme (sonrió).

Cuándo estaban por irse, Priscila salió de la casa, iba vestida muy sensual y con un maquillaje extremadamente cargado.

Pr: voy con ustedes, quiero acompañar a mi hijo en este día que puede ser tan importante para él.

At: (su hijo ya estaba dentro del auto y no podía escuchar la conversación que había fuera) no, te quedarás aquí, nunca te ha preocupado las rehabilitaciones de nuestro hijo, ¿ahora si te preocupan? (Serio).

Pr: siempre me han preocupado pero he estado muy ocupada, mi amor (se excusó).

At: (odiaba que le llamara así) no mientas, jamás te ha preocupado Alex, te importa muy poco si la rehabilitación ha funcionado o no.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora