🍁 14 🍁

272 69 33
                                    

Extraña situación

Un sonido... pausa.
Segundos después, el mismo sonido asciende, insistente, molesto. La melodía suena cerca, y sin embargo, no consigo saber de dónde o a qué corresponde. Resoplo.
El silencio regresa. Me relajo.

Pero no perdura, el ruido vuelve.
Esa melodía, que aunque no es fea, sí es fastidiosa porque quiere conseguir sacarme de mi descanso. No quiero abrir mis ojos.
El cansancio que siento es tanto, que pareciera que no he dormido en meses, lo que no está muy alejado de la realidad.

Impaciente por acallar ese sonido, me doy por vencida. Mis párpados se abren. Mientras mi visión se adapta a mi entorno, perezosa, muevo mis brazos, luego mi cabeza buscando la fuente de ese ruido. Mi teléfono: identifico. Mi cuerpo y mi mente se rehusan a salir de este estado.

Luego de una profunda respiración, muevo mis piernas, y es ahí cuando el dolor se dispara, la queja de mi pierna izquierda, más exactamente de mi tobillo. Todo lo ocurrido se recrea en mi cabeza. Mi memoria dando marcha atrás.

Mi salida al lago. Los minutos, tal vez horas allí contemplando mi alrededor, viajando al pasado.
Luego el choque con Beltrán, mi forma grosera de tratarle y mi posterior esfuerzo por llegar; negándole ayuda.
Maia viviendo a atenderme.

Él también, para arreglar la chimenea.
Su amabilidad.
Su sonrisa...

Sacudo la cabeza, y regreso a mi ahora. Al sonido que cesa.

Me siento, y busco mi celular entre las varias cosas sobre la mesita frente a mi. La pantalla se enciende, llamando mi atención. El sonido resurge. Una llamada.
Estiro mi brazo para alcanzarlo. Cuando lo tengo, la foto y nombre ahí están. Es Víctor.

¿Pero cómo?

—Hola Vic, ¿cómo...?

— ¡Gracias al cielo! ¿Tienes idea de cuántas veces te he llamado? —es su queja instantánea.

— ¿Muchas? —exhalo—, estaba dormida.

—Pero si allí ya es casi mediodía.

—No tengo idea, estaba agotada, supongo —omito entrar en más detalles. —Tú cómo estás.

—Definitivamente más tranquilo ahora que logro comunicarme contigo. ¿Y tú?

—Estoy bien, ¿por qué te pones así? —un leve suspiro es todo lo que escucho por su parte. —Víctor, no hay dolor que me lleve a la locura, lo sabes, ¿no?

Vuelve a suspirar.

—Lo sé, es solo que... —breve silencio, como si buscara las palabras adecuadas. —Te echo de menos, ¿de acuerdo? Nunca hemos estado separados tanto tiempo y por tantos kilómetros. Mucho menos sin saber a dónde has ido. Me preocupo por ti, siempre lo haré, y me entristece no estar contigo ahora... Entiendo que es lo que necesitabas, pero...

—Te quiero —musito de pronto. Entre emocionada y apenada, ya que comprendo su sentir. Pasamos por mucho juntos, desde lo bueno y lo malo, y es la primera vez que me aparto de él. Pero como dice, era necesario. Necesito hacer esto, sola. —No te preocupes, estoy mejor, te lo aseguro. Es más, ahora que culminé con mis trabajos pendientes, tengo pensado hacer algunas excursiones y... —me detengo al ser nuevamente consciente de una cosa — ¿Cómo conseguiste este número?

Pienso rapidamente en qué momento se lo he dado. Pero no lo recuerdo, porque no lo hice. Siempre he llamado yo, y en modo 'desconocido' para no darles mi ubicación. Es una tontería que no lo haya hecho, sin embargo por razones obvias no quiero que nadie lo sepa. No deseo llamadas indeseables.

Díselo A Tu Corazón © (Libro 1) Retos Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora