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Atracción y alarma.

Llego a casa cerca de las 8 de la noche. Cansado y con unas terribles ganas de entrar  e irme directamente a la cama. Después de pasar a supervisar una de las obras en construcción y tratar de solucionar uno de los varios problemas que se presentaron, que me dejaron la cabeza hecha un bombo, necesito relajarme más que nada.

No obstante sé, que apenas entre, Tomás va absorberme por completo. Y no es que eso me disguste, pero realmente me siento agotado.

Abro la puerta, dejando mis cosas en el mueble junto a la entrada y pasando rápidamente al living/comedor donde encuentro a Laura y Tomi, mirando su película favorita subtitulada.

Él voltea a verme cuando se percata que llegué. El reproche en sus ojos negros no se hace esperar.

—Hola. —Digo tanto con las manos, como en voz alta para los dos.

Se levanta pausando la peli, y acto seguido viene hacia a mí y me abraza.

*Campeón, cómo estás.

Le pregunto besando su cabeza.

*Bien, llegaste tarde.

Y ahí está el reclamo. Le sonrío apretando la boca.

*Ya sé, y perdón. Pero hoy fue un día muy complicado. Hice lo que pude. Pero ya llegué ¿no?

Explico pasando la mano por su pelo.

*Sí, tarde. Ya estoy mirando Iron Man 2.

Señala la tele.

Suspiro mirando de reojo a Laura que alza sus hombros y se ríe, mientras agarra sus cosas para irse.

*No seas tan duro con tu viejo.

Le pido haciendo un gesto de caminar lento y encorvado. Dibuja una sonrisa divertida ante mi actuación, que es todo lo que necesito.

—Cómo estuvo hoy, Lau. ¿Tranquilo?

—Muy bien. Estupendo. —Responde dándole un beso a Tomi en la mejilla, despidiéndose de él hasta el día siguiente. —Hizo toda su tarea con Romina.

—Me alegra escuchar eso —digo pensando en su nueva maestra particular — ¿Ya comió algo?

—No, ya sabés que siempre te espera para cenar con vos.

Asiento sabiéndolo muy bien.

—Bueno, mejor me voy porque en casa mi bebé grande también debe estar esperándome para que le haga la comidita… —bromea en referencia a Gustavo, su marido y mi socio.

—Tenés que hacerlo pasar hambre a ese gordo, vas a ver como aprende rápido a cocinar.

—Ja, ja, ja. ¡Mirá quién habla! A vos Maia debería hacerte lo mismo.

—Hagánlo y aprendemos juntos.

Más risas. Me besa en la mejilla, y sale afuera.

—Me voy antes que siga escuchando más boludeces. Nos vemos mañana—Alza la mano en despedida.

—Hasta mañana… ¡ah! Y salgo más tarde, así que venite tipo 10, ¿dale?

— ¡Dale!

Vuelvo al living de nuevo, donde mi hijo me espera.

Me siento en el sillón al lado suyo, soltando un resoplido.

* ¿Qué querés comer?

Le pregunto con atención.

Díselo A Tu Corazón © (Libro 1) Retos Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora