A mil por segundo
— ¿Te gusta? —pregunta parado junto a mí, mientras yo contemplo todo fascinada.
—Mucho. ¿Es tuya? —inquiero a mi vez, sin dejar de ver la contrucción frente a nosotros y todo al rededor.
—De ambos, de mi hermana y yo, quiero decir. —Asiento sin perder detalle de la gran cabaña de dos plantas, y del río que corre detrás de esta... es bellísimo. —Acá crecimos, aunque esta es una versión más amplia y moderna de la casa en la que nos criamos. —Comenta, en su voz el orgullo.
—Es muy bonita, y el paisaje... inmejorable —musito encantada.
Observo el fondo. Los cerros, los árboles, el río... la extensión de tierra, y las demás casas cada 150/200 metros aproximadamente unas de otras.
—Realmente me encanta. Se respira... —inhalo profundo —, tanta paz.
—Me gusta que te agrade. ¿Entramos?
Le sonrío, moviendo la cabeza afirmativamente.
Se dirije hacia la camioneta, y saca de la parte trasera de la caja nuestras maletas. Haciéndose cargo de ellas, camina hacia la casa y yo, lo sigo mirando la misma con los nervios en aumento.
¿Lo que resta de este día y todo el siguiente solos en esta hermosa cabaña con este paisaje?
Perfecto para mi ya creciente atracción hacia él ¡Hurra!
— ¿Todo bien? —me pregunta deteniéndose a unos pasos de la entrada.
Rápidamente asiento, disimulando mi ansiedad.
—Sí. —Contesto segura.
Acto seguido abre la puerta, y me señala el interior.
—Adelante. —Dice todo caballeroso.
Sonrío complacida, mirándolo fijamente a los ojos mientras me acerco.
Antes de cruzar el umbral, me detengo frente a él y beso su mejilla.
—Gracias.
Y continuo sin dedicarle ni una mirada. No quiero ver en la suya el mismo anhelo de más, que también siento.
Una vez en el interior, soy recibida por el ambiente templado que hace mi cuerpo se relaje de inmediato.
En lo primero que me fijo es la escalera que lleva al piso superior. Desde mi posición alcanzo a ver varias puertas, lo que confirma que efectivamente la casa cuenta con más habitaciones.
Eso es muy bueno.
Luego dirijo mis pasos hacia lo que es el living. El espacio es muy amplio, decorado de manera hogareña y moderna. Pisos de madera, sillones con forma "L" tapizados en tono crudo, frente a una chimenea de gas encendida, proporcionando el calor al espacio.
—Le pedí a mi tío que enciendiera la calefacción. Sino esto sería un frezzer —dice Beltrán dejando nuestras cosas junto a los sofás. Lo miro curiosa. —Vive al otro lado del río, y es quien se encarga del cuidado de la casa cuando no esta ocupada.
— ¿Ocupada? —indago acercándome a las ventanas dobles, para contemplar el exterior.
—Alquilamos también esta. Hasta hace unos días la ocuparon una pareja de canadienses que vinieron de luna de miel. —Me tenso al oír esa palabra. Qué suertudos ellos. —Tuvimos que hacerlo así, ya que por acá el turismo aumentó en los últimos años, y con ello las construcciones de cabañas hoteleras. Nos habían ofrecido vender para construir un complejo, pero no podíamos hacer eso. Acá nacimos y crecimos, es lo que nos quedó de nuestros padres... por lo tanto la amplié haciendo el piso de arriba, la cocina y refacciones más modernas y cómodas. De esa manera no perderíamos ni la propiedad ni nos arriesgariamos a una usurpación.
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Díselo A Tu Corazón © (Libro 1) Retos Al Corazón
Roman d'amourBuscando alejarse de la traición de aquellos a quienes amaba, Eloísa viaja a Argentina, el país de origen de su familia materna. El Lago Gutiérrez, en la provincia de Río Negro, se convierte en su refugio en el momento en que más lo necesita. Poco a...