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Tarde o temprano

Ayudo a Tomás a bajar del auto, y después los dos, cruzamos el portón de la entrada en la casa que alquilo. Caminamos unos metros, hasta que Tomi se detiene antes de la puerta de madera. Lo miro por un segundo, pero no insisto para que continúe, sé que no va a avanzar más de ahí.

Me dispongo a ir a tocar, cuando la madera se abre, y aparece Eloísa ante nosotros. Con su sonrisa alegre, su pelo húmedo y suelto comenzando a ondularse en las puntas, su rostro amable y esas pecas adornando sus mejillas y nariz… luciendo así tan linda.

—Hola, Beltrán. Cómo estás.

Su acento… su boca.

—Hola Eloísa, estoy bien y vos.

—Bien, gracias. —Camina hacia los dos.

*Hola Tomás, ¿cómo estás?

*Hola. Bien.

Responde atento.

Ella le regala una sonrisa más amplia.

*Me alegro que estés bien, y que hayas venido. ¿Te gustaría entrar? Él sacude su cabeza de inmediato. Bien, pusimos con tu tía una mesita bajo el árbol. ¿Está bien? Para que sea más cómodo dibujar.

Tomás la contempla con curiosidad, y después a mí.

*Gracias señorita.

Ella ríe.

*Puedes llamarme Eloísa, Elo o Isa… como prefieras, ¿de acuerdo?

*Bueno.

Da media vuelta en dirección a la parte trasera. Pero vuelve a detenerse al dar el segundo paso. Gira hacia ella, que no deja de sonreírle.

*Hicimos galletitas. Son de coco y limón. Las de limón son de mi papá.

Eloísa nos mira a los dos, con gesto de sorpresa.

* ¿Tu papá y tú las hicieron?

Me río entre dientes cuando mi hijo, sabedor de mi deficiencias en la cocina, niega con brío y gesto divertido.

*Él no sabe cocinar. Mi tía Lala y yo la hicimos.

La risa fresca que ella deja salir, hace que mi piel cosquillee.

* ¿Sabes? Tampoco sé cocinar muy bien. ¿Tal vez tú podrías enseñarme a hacerlas?

Tomi inclina la cabeza hacia un lado, con expresión de interés.

*Creo que sí, ¿cuáles son tus favoritas? Mi tía me enseñó varios sabores.

*Oh, bueno… Lo piensa. No tengo unas favoritas. ¿Crees que podrías ayudarme a elegir?

Los ojitos oscuros de Tomi, brillan ante el desafío.

Acto seguido, se saca la mochila, busca dentro el Tupper que trajimos y le muestra.

*Probá estas, a ver si te gustan.

Le ofrece el recipiente.

* ¿Estás seguro? Son tuyas y de tu papá.

Él voltea a verme.

A mi no me importa compartir. —Les aseguro tanto en voz alta, como con señas.

*Bueno, en ese caso, las probaré. Pero sacaré una de cada una.

*No, llevate todo.

Díselo A Tu Corazón © (Libro 1) Retos Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora