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Bien o mal

-Extrañé tu voz, ranita. ¿Cómo estás? ¿dónde estás? ¿Te encuentras bien? -las preguntas de Víctor, me roban una ligera sonrisa.

-También extrañaba oírte, Vic -digo en tono nostálgico -En respuesta a tus preguntas; estoy bien.

- ¿Segura? No te escucho precisamente así -lo duda.

Ruedo los ojos.

-Víctor, por Dios. Apenas me has oído -replico serena -. En verdad, estoy bien. Mejor dime, cómo están ustedes.

Exhala pesadamente.

-Pues, honestamente: preocupados -expresa, entristeciéndome -Y no solo por tu ausencia y no saber dónde rayos fuiste, sino por las cosas que han pasado luego de... todo -expone cauteloso. Me remuevo inquieta. Sabía que pasaría, y justamente por esto es que dudé en llamarlo -. Sé que no quieres saber de ellos, y no los nombraré si lo prefieres, pero creo que debes estar enterada de lo que aquí ha pasado -advierte.

Lo sé, claro que sí. Pero eso no quita que me moleste tener que lidiar con ello. ¡Yo no hice nada malo! Y aún así parece que soy la que más debe pagarlo. Inhalo hondo, mientras él permanece en silencio.

-Te escucho -digo un momento después, resignada.

Comienza a contarme sobre la consecuencia principal que desató lo hecho en la cena de ensayo.

Mi padre, inició acciones legales para romper con la sociedad que tiene con mi ex-prometido. El cual solo aceptó, gracias a mi insistencia. Ahora que nuestra relación acabó, papá no quiere tenerlo manejando uno de sus mejores restaurantes. Por si eso fuera poco, esa misma noche, el padre de Aldana y el mío, también discutieron, y casi acabaron a los golpes.

Saber esto, me hace sentir aun más culpable. Ellos fueron mi familia durante nuestra amistad, me duele que las cosas llegaran a este punto. No soy capaz de decir algo, por lo que continúa.

-Loo que respecta a ella... no le ha ido mejor -comunica. Me pongo rígida, pasando saliva -La noticia se esparció por los medios como pólvora, afectándola sobremanera en lo laboral. Las revistas y programas de chimento se están haciendo un festín a su costa. Incluso... -duda si seguir.

- ¿Qué? -lo insto.

-Bueno, no sé cómo pero... hallaron al hombre que contraté, que nos consiguió las fotos y el vídeo -informa. Abro los ojos asombrada -, a raíz de eso, también vinieron periodistas a buscarme.

Ante esto, me incorporo.

- ¿Cómo dices? -pregunto estupefacta.

-No te preocupes, ya lo estoy solucionando -intenta minimizarlo.

-Cómo crees que no voy a preocuparme, ni siquiera había pensado en que pasaría, que tú quedarías expuesto y... -de pronto mi tía viene a mi mente -, mi tía. ¿A ella también la han buscado?

-No, no, tranquila Isa. A ella no le han dicho nada, de todas maneras tu padre me está ayudando. En serio no debes preocuparte por esto.

Pero es muy tarde. La culpa, la impotencia me corroe. Nunca me detuve a analizar estas posibilidades. ¡No puedo creerlo!

-Perdóname, Víctor. Nunca se me ocurrió que algo así pasaría. Aunque debí imaginarlo, pensarlo mejor, ya que Aldana como mi padre son personas públicas; era obvio... lo era y no me detuve -me reprocho, con la visión nublada por las lágrimas que se acumulan.

Díselo A Tu Corazón © (Libro 1) Retos Al Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora