La joven y hermosa Camila Cabello pareciera tenerlo todo: un gran trabajo, un hermoso departamento en Los Ángeles donde vivia junto con su mejor amiga y una amorosa familia que ama la diversión. Lo que no tiene claro en su vida es el amor.
Para ella...
Me sentía tan patetica y a la vez furiosa, por que volvi a bajar la guardia con la persona que lo único que me podia inspirar fue confianza y cariño, error que no habia cometido con las personas que habia conocido en los ultimos años.
Trate de limpiar mis lagrimas lo mas que pude mientras levantaba la maleta al escuchar como abrian la puerta -No encontraba mi pasaporte- me excuse mientras me aclaraba la garganta.
-¿Estas bien?- preguntó entrando a mi habitación.
-Si- respondi con la garganta ya mas esclarecida -Aqui esta- dije levantando la documentación -¿Podriamos irnos? Se me esta haciendo un poco tarde y no quiero perder mi vuelo- pedi rapidamente, saliendo de la habitacion, lo que menos quería era verme vulnerable frente a el. Con Shawn detras mio, salimos rumbo al aeropuerto, mientras veía por la ventana, recuerdos y mas recuerdos venian a mi mente, haciendome mas dificil el no poder creer la realidad.
Flashback...
Me sentía como una adolescente mientras me preparaba para ir al concierto de The 1975 al que me habia invitado Lauren. Decidi ponerme una minifalda roja junto con un crop top negro
-Wow chica- dijo Dinah entrando a mi habitacion mientras me maquillaba.
-¿Es normal sentirme ridiculamente nerviosa?- pregunto mirandola por el espejo. Era nuestra segundo concierto juntas
-Con esa falda la que estará nerviosa no serás tu- bromeó mirando directamente hacia mi trasero.
-Tonta- rode los ojos mientras acomodaba mi cabello.
-Creo que te faltaba una ojiverde para que recordaras que no estas tan vieja- dijo recostandose en mi cama -Te ves muy bien Mila.
-Gracias, supongo que esto de volver a salir con alguien me pone un poco nerviosa- dije tomando mi bolso mientras escuchaba el timbre de la puerta sonar -Seguro es ella.
-Cuidate mucho Mila- dijo despidiendome ya en la puerta -Y tu ojiverde, te mato si no la devuelves sana y salva a Culobello- sentenció bromeando.
-Lo prometo señora- bromeo la ojiverde haciendo como si fuera una orden militar
-Nos vemos- nos despedimos para despues bajar al estacionamiento. Saque las llaves de mi auto pensando que nos iriamos en ese hasta que me guío por los hombros para caminar hacia otra direccion.
-Su carruaje la espera- dijo abriendo la puerta de un auto que por su aspecto era nuevo
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-¿Y eso?- dije mirando con asombro el auto color azul pacifico.
-¿Pensabas que iba a estar en uber toda la vida?- sonrio invitandome a entrar -Te dije que solo era temporal -dijo sentandose frente al volante -¿Esta lindo no?- preguntó mientras se ajustaba el cinturon.
