Sueños extraños

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Diana estaba saliendo del comedor con cara pensativa cuando vio a al señor mayor salir del comedor y aguardar allí, como si estuviera esperando a alguien, ¿Acaso seria la chica de colores llamativos? Decidida a no darle importancia, se estaba por ir cuando este mismo se dio la vuelta y vio sus ojos, de un color raro como...la miel. La pequeña se paralizo al ver lo intensos y llamativos que eran.

Diana se despertó con la respiración entrecortada, asustada y asombrada por aquel sueño, ¿Quién era ese hombre? ¿Dónde lo había visto? Consternada, comprendió que podría ser algún recuerdo lejano de cuando solía ir a ese comedor con adria, allá por el año 2004. Había olvidado aquello, dado que había pasado hace muchísimo tiempo. Pero, ¿Por que ahora? Estaba tan inmersa en aquel sin sentido, que no se percato de que el tieso parecía despierto, mirándola con la preocupación reflejada en sus ojos ámbar. Ojos que les recordaba a...

A los mismos vistos en sus sueños un instante atrás, ¿Acaso serian los..."No, no puede ser...dudo que alguien como el haya ido a un lugar como ese, y mas cuando ya estaba tieso", pensó ella desestimando aquel sinsentido. 

- ¿Paso algo? ¿Has tenido alguna pesadilla? - le interrogo el castaño con consternación.

- No, es que...desde hace unos días, vengo teniendo un sueño algo extraño: me veo a mi misma de niña hablando con alguien que tiene ojos color miel, pero todo se ve muy...borroso, dado que no puedo verle el rostro, nada mas sus ojos. - expuso la morena, viendo como el fruncía el entrecejo con aspecto pensativo.

- ¿Sera algún recuerdo olvidado? - le inquirió el con una mirada extraña.

La mujer lo miro un momento y luego contesto con sinceridad - Eso estaba pensando, dado que no recuerdo mucho de esa época, salvo algún que otro vago recuerdo relacionado con aquel lugar.

- Que raro...¿Y cual era ese...lugar? - le pregunto fede con curiosidad.

- Era un comedor al cual solía ir con mi mejor amiga luego del colegio, allá por el año 2004. - le explico la chica con una ceja alzada, como si no pudiera explicar el por que de aquel sueño.

- Capaz que...tu mente intenta mostrarte algo importante, solo que no sabes que. - reflexiono el mientras se acercaba a ella y le colocaba un mechón detrás de su oreja, provocándole que diana cerrara los ojos, disfrutando del tacto de su mano sobre su cabello.

Aun con los ojos cerrados, le contradijo - No creo...ya que comíamos en aquel lugar y luego nos íbamos a ese maldito orfanato...

El la observo por unos instantes, preguntándose que martirios habría tenido que ver y hacer para odiar tanto aquel lugar. Se la imagino siendo una niña de apenas 12 años, con sus enormes ojos negros, de facciones aniñadas y sus bucles del mismo color siendo expuesta a un montón de suplicios solo por el hecho de que nadie la quisiera adoptar y su expresión se volvió sombría de solo pensar en las barbaridades que debieron de haber sufrido ella y su amiga. Dominado por la rabia y la impotencia, la abrazo buscando darle su apoyo, sorprendiendo a la muchacha ante aquella muestra de cariño. 

- No me puedo imaginar el infierno por el cual habrás pasado en aquel agujero. - farfullo el, aferrándose a ella en tanto la pelinegra se tensaba ante aquellas malas memorias y el continuo - Me siento impotente de solo pensar en ello, ya que no quiero ni permitiré que pases por eso nuevamente, así tenga que dedicar mi vida a evitarlo.

Diana se alejo un poco de el y se sorprendió al ver una lagrima asomarse por sus ojos miel. La muchacha lo seco con uno de sus dedos y le aseguro - No te preocupes, eso recuerdos ya que no me atormentan mas...Ya que, de algún modo, fueron malas experiencias de las cuales aprendí y seguí adelante. No quiero que te sientas afligido por mi culpa, dado que forma parte del pasado. Y eso esta enterrado.

Si no fuera FlorenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora