¿En peligro?

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Agustín contemplo con furia verlos juntos en el supermercado, viendo como intercambiaban miradas cómplices seguidas de risitas tontas. Esas risas llena de dicha a los que el había renunciado hace años con tal de hacer bien su trabajo: proteger a la chiquilla que seria su esposa algún día, de acuerdo a la tradición de la mafia italiana.

Sin embargo, no esperaba que la pendeja se enamorara de su mejor amiga, sumando al hecho de su enfermedad. Eso causo una brecha en ambos, pues diana ya no quería robar, mas después de enterarse de la enfermedad de su amiga con la cual pasaba mucho tiempo últimamente, provocando que la rubia conquistara su corazón.

Corazón que el anteriormente había conquistado.

El le recrimino el por que de su salida, a lo que ella objeto que quería obtener plata de manera legal y sin trampas, sin olvidar el incidente donde ella casi mata a una persona. Agustín le argumento que un trabajo común no seria suficiente para costear la quimio de adria.

- Me importa una mierda lo que vos pensés, agus. - se le planto diana dando un fuerte golpe en la mesa y le espeto - Si no te gusta, allá vos. Yo me iré de este agujero y no los delatare, dado que yo terminaría en cana. Vos hace lo que quieras, pero hasta acá llego mi amor. A partir de ahora, estas solo con la banda.

- Sabes que no es tan fácil salir de esta mierda. - le recordó el y ella soltó una maldición. Pues claro que sabia que no lo era. No obstante, ya se había asqueado de amenazar a la gente solo por el hecho de que los odiaba debido a su mala experiencia para con sus padres, fueran quienes fueran. La gente inocente no tenia la culpa de su miseria ni de los malos tratos que sufrieron en aquel agujero.

- No me importa, sabré arreglármelas. - se impuso ella con determinación.

El muchacho soltó una risa y se burlo diciendo - No lo vas a lograr. Seguro que, en un mes, te tengo de vuelta en mis brazos ya que dependes de mi y solo de mi. Note olvides, primor, que los accidentes ocurren...

La muchacha se acerco y lo fulmino con la mirada y le susurro amenazándolo - Llegas a hacer algo, cualquier cosa, en contra de adria o mía. Y desmantelaré la red que yo misma he creado. No te olvides, Agustín: yo fui la mente maestra. Por ende, no me importaría que vos y el resto se hundieran conmigo. No me subestimes...que a mi no me va a temblar el dedo en hacerlos mierda, así tenga que ir en cana yo. Y ese jefecito tuyo se puede ir bien a la mierda.

" Si no hubieras sido su hija, probablemente ya hubieras estado en una zanja. Pero no, se tenia que encariñar con vos, de la misma manera en que yo lo hice." , pensó el sin dejar de admirar la valentía escrita en sus faroles negros.

De vuelta al presente, le asombro que la adolescente que había huido junto con su amiga fuera ya toda una mujer, con un cuerpo curvilíneo: largas piernas bien formadas, un culo de ensueño, una cintura de infarto, un pelo con bucles negro y unas facciones que la hacían ver como una niña cuando ya tenia 29 años. Ciertamente, el tiempo la había hecho desarrollar bien sus atributos.

Atributos que el no podía disfrutar ahora por culpa del alemán de mierda ese.

Se juro a si mismo que lo investigaría hasta encontrar algún trapito con el cual extorsionarlo y sacarlo del medio. O sino, que pareciera un accidente.

" Ya encontrare algo con que cagarte, carilindo. Ya que, en el fondo, todos tenemos un muerto en el placar.", pensó el en tanto los seguía sigilosamente.

Mientras tanto, en otra parte...

Franco se quedo observando la foto de sus hermanos adoptivos con una sonrisa repleta de nostalgia. En verdad, echaba muchísimo de menos esa época, cuando todo se reducía a jugar al tenis y a estudiar. Luego echo un vistazo a su hermano mayor y su expresión se torno triste al pensar en los últimos acontecimientos. Sintió la rabia fluir a través de sus venas de solo pensar en aquel trágico final y mas al saber que no habría ningún culpable. Estaba tan inmerso en sus tormentosos pensamientos que no escucho llegar a Florencia.

Si no fuera FlorenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora