Plan en marcha

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- Por cierto, ¿Cómo hicieron para que pudiéramos reunirnos acá? - le pregunto diana con curiosidad a Mati y le recordó - Ya sabes, estamos en plena pandemia.

- Se pueden reunir hasta 20 personas en una casa. - contesto el abogado, sin poder creer que ella hubiera olvidado aquel detalle y le susurro - ¿Segura que estás bien? Te noto algo nerviosa.

- ¿Yo? Para nada. - contesto, fingiendo una calma que no sentía. Hacia muuucho tiempo había dejado de mentir o encarnar otros personajes, como ella solía decir en el pasado. Y comprobó, con cierta molestia, de que le iba resultar más difícil sonar convincente. Pues una de las reglas de la estafa era que, además de inventar una historia coherente, era creértela, sentir que lo que decías era verdad. Ya que, cuánto más te la crees y la sientes, los demás sentirán que tu historia de verdad sucedió.

De súbito, se escucharon unos golpes en la puerta y entraron una chica seguida de cinco chicos, quienes parecían tener edades diferentes. Les siguió flor unos momentos después, con una bandeja llena de bebidas y sanguches. La chica, sintiendo sus manos sudar, se concentro en el ahora y en la reunión. No podía permitirse cometer un error, por mínimo que fuera. Una vez sentados, todos miraron a máximo, quien lucía tranquilo y serio, dada la gravedad de la situación.

- Bueno, ahora que estamos todos. - dijo el ex conde - Matu les contara que es lo que ha estado averiguando acerca del robo en la bóveda.

Todos miraron a Matu, algunos con enojo y otros con ansiedad. Diana supo reconocer la preocupación y el dolor en sus facciones. Estas personas, por más que habían perdido a su hermano hace tantos años, parecían querer encontrar a los "ladrones" al cualquier precio. Ella sintió remordimiento al pensar que les tendría que mentir, dada la situación en la que se encontraba. Pues ella era observadora y podía ver el cariño que le tenían a su hermano "fallecido" por más que hubieran pasado casi 16 años. La joven observo a flor y se sorprendió al ver la tristeza y el enojo en su rostro. "Ama a su marido, eso lo puedo ver. Pero parece muy afectada por lo sucedido con el rubio" pensó, dada su expresión de consternación.

- Bien. - dijo tute y empezó a exponer - Como ya sabrán, no han encontrado nada, a excepción de las astillas del ataúd de fede y escombros. Y lo más importante, solo las huellas de dos zapatos. Lo cual indica que una sola persona estuvo en la escena del crimen. Por otro lado, la escena indica que el sarcófago fue abierto a la fuerza, como si lo hubieran forzado más de una persona. Lo cual es totalmente extraño. - opino Matute y la periodista no supo que decir. Estaban jodidos MUY jodidos. Mientras tanto, el hombre confesó - No sé ustedes, pero esto es muy raro. ¿Por qué robar un cuerpo, habiendo más cosas de valor en la caja de seguridad de un banco, o hackeando sus cuentas bancarias? A mí no me cierra.

- ¿Acaso...su hermano no tenía algo de valor entre sus ropas? - pregunto la periodista y dirigieron sus miradas a ella. Fingiendo apatía, la chica aclaro - Digo, hay personas a las se le suelen poner sus objetos personales tales como: relojes, collares, si es que usaba alguno.

- Su reloj era uno de colección. - recordó tute con seriedad, pero luego negó con la cabeza y argumento- Pero sigo sin creer esto, acá hay algo más. Nadie puede asaltar una bóveda de cementerio. A excepción de que haya algo importante y fede no era un mafioso.

- ¡Por supuesto que no! - negó la chica con bronca mientras sus hermanos asentían, exceptuando un chico que parecía tener unos 22 años. "Debe ser el menor" pensó ella, mirando el aspecto moderno de sus ropas y su expresión de desconcierto.

- Perdonen que pregunte, - se disculpo el más joven e inquieto, mirando a la joven con desconfianza - Pero, ¿Quién es esta mujer?

- Es mí amiga Diana. - contesto Matute con seriedad y agregó - Es periodista y está acá para ayudarnos con la investigación.

Si no fuera FlorenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora