Romance efímero

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Diana se quedo dura al escuchar la pregunta por parte del castaño, ¿Por que quería saber aquello? 

- ¿A que viene esa pregunta? - le cuestiono la mujer en un vano intento por desviar el tema.

- No me contestaste a mi pregunta. - le insistió el, mirándola con sus ojos miel que parecían derretirse, perdiéndose en la penumbra de sus hermosos faroles negros. 

- ¿Por que lo querés saber? - le indago ella con altanería.

El dudo un momento antes de responder - Porque...necesito confesarte algo y...depende de tu respuesta.

La morena se quedo asombrada ante su respuesta, lo que decía a las claras que...quería confesarse. O, al menos, eso le parecía a ella. Pero, ¿Como? ¿Cómo el querría estar con alguien como ELLA? ¿Adonde los llevaría todo aquello? No lo sabia...pero lo quería averiguar. Por mas que estuviera re cagada en las patas, quería saber que tenia que confesarle la verdad. Con lo cual, se sostuvo a sus hombros en busca de equilibrio y, sintiendo sus mejillas arder y mirando hacia otro lado, mascullo - Yo...lo que siento por vos...mierda que dificíl...

- Te escucho. -le susurro el, acariciando su mejilla, maravillándose de su textura.

- Yo...creo que...me estoy...enamorando de vos. - le contesto ella con honestidad y los ojos cerrados y temerosa de su reacción. Cuando los abrió, se sorprendió al ver una sonrisa de alegría en el ojimiel. Este, sin desviar sus ojos de lo suyos, le confeso - Yo también me estoy enamorando de vos.

Al escuchar aquello, se quedo boquiabierta ¿Como...? ¿Acaso había escuchado bien? Siguiendo el curso de sus pensamientos, ella le interpelo - ¿Acaso...escuche bien?

- Escuchaste muy bien. - le confirmo federico con un tono eufórico, luego soltó un grito de felicidad y grito a los cuatro vientos - ¡Me estoy enamorando de vos! 

La chica se pellizco el brazo y descubrió que no era un sueño, que de verdad estaba ocurriendo. Acto seguido, lo beso apasionadamente y completamente feliz de que le correspondiera. El castaño le devolvió el beso, rodeando su cintura con sus brazos y notando como diana le rodeaba su cuellos con sus manos.

Después de un rato, la pelinegra se alejo de el y repuso feliz - No lo puedo creer, yo pensé que vos...querrías acabar este lazo...

- Si no fueras tan inocente, habrías notado lo molesto que me ponía de solo pensar en que alguien te tocara o que te viera. - le confeso el ojimiel con una sonrisa. 

La morena se sorprendió ante su respuesta y afirmo - Nunca me di cuenta...

- Tendrías que haber visto como tute me cargaba. - dijo fede, riéndose.

- ¡Por eso me preguntaste la otra vez si era necesario que me hiciera aquella sesión de fotos! - exclamo la mujer, causando que el dejara de sonreír ante la sola idea de que diana expusiera su cuerpo de esa forma. Sabia que era ilógico, dado que la chiquilla podría hacer de su cuerpo lo que quisiera, pero no podía evitarlo. Para el, ella era solo suya.

- O sea...que a vos te molesta que me vean en terlipes, ¿Quién lo hubiera dicho? El tieso celoso...-se burlo la periodista soltando una risotada. El acerco su cara a la suya, provocando que se quedara sin habla y le confirmo en un susurro sexy - Muy celoso y mas con este cuerpo que me vuelve loco...

- Te informo que puedo hacer de mi cuerpo lo que me da la gana. - le desafío la chiquilla, excitada de solo escucharlo marcar su territorio y mas con ese tono tan grave.

El se limito a sonreír de lado y, acercándose a su oído, exhalo su cálido aliento poniéndole los pelos de punta y hablando con el mismo tono de voz - Mmmm, ¿No me digas que te estas revelando? Entonces tendrás que ser castigada...

Si no fuera FlorenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora