Todos los niños del Refugio confiaban en Mono, aquel niño que los salvó de los seres que habitan tanto dentro como fuera de la cuidad, arriesgó su vida por ellos y les dio un lugar al cual poder llamar "hogar", sin embargó, a pesar de todo Mono nunca hablaba de si mismo ni entraba en confianza con ellos.
Todos hablaban de su historia y orígenes, menos el...
Jugaban todo el tiempo y el apenas se unía con ellos...
Un día reunió a todos en la zona A del edificio en donde se resguardaban, les dió una par de reglas, cosa que al principio todos se confundieron ante tan repentino momento, pero a la larga se acostumbraron a seguirlas, después de todo tenían algo de sentido así que nadie se atrevió a romperlas o bueno, ni siquiera eran obligatorias a excepción de una.
Mono era un niño admirado por todos los niños, pues era valiente, amable y fuerte. Pero nadie sabía que es lo que ocurrió para ser tan sobreprotector con ellos, pero a la vez bastante desconfiado.
La bala paso a poco milímetros de la mejilla de Mono, a consecuencia de esto su sombrero cayó al suelo debido a la pequeña ráfaga aire que causó, el niño continúo observado al cazador con indiferencia, mientras que aquél hombre solo soltó un jadeo y dió un paso atrás, creyendo que eso debía ser imposible.
-Yo... n-nunca fallo...- murmuró el hombre con frustración, definitivamente ese debe ser otro truco de aquella rata.
–Una simple bala no acabará con mi existencia, señor- una ligera estática se hizo presente a la vez que su voz cambió, se estaba molestado bastante- su comportamiento no es el debido... ¿Necesita que le repita las reglas?-
-¿Qué?... ¡¡No!!- exclamó el cazador ante un miedo que empezó a subir por su cuerpo.
–Se puede saber...¡¿por que mierda querías dispararme desgraciado?! -la sombra de Mono se alargó simulando a un hombre alto y delgado con sombrero el cual el niño ya no tenía en la cabeza, parece verdaderamente molesto- ni creas que te libraras de mi tan fácilmente de mi... no dejaré que tipejos como tu dañen a más niños, así que si vas a seguir desobedeciendo... ¡te mataré como los haz hecho con aquellas almas inocentes! ¡¿oíste?!-
-S-si Thin man... - al instante el Cazador soltó su escopeta y se escondió entre las sombras temblando del miedo.
–Muy bien...- la estática desapareció al instante y su sombra volvió a la normalidad al igual que su voz, sin más tomó su sombrero y se fue del lugar como si nada hubiera pasado.
Si alguien no respeta sus reglas Mono no será pacifico
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-¿Crees que siga...?- la chica no se atrevió a termino la frase por el escalofrío que le da con tan solo pensar eso.
–No lo creo- murmuró Seven- escuchaste muy bien, no había posibilidades de escapar, supongo que sacrifico su vida por nosotros-
-P-pero viste como interactuaron cuando llegó Mono-
–En este mundo... ¿es posible confiar en algún adulto?- pregunto Seven viendo a su compañera, estado totalmente seria.
Entonces un sonido a sus espaldas los hizo ponerse en alerta al instante, rápidamente voltearon y dieron un paso atrás preparándose para lo que sea que viniera desde allí, entonces una pequeña pero conocida figura apreció entre las sombras, al reconocerla la chica bajó la guardia al instante y sonrió emocionada al ver al chico en buenas condiciones.
-¡Mono, estas a salvo!- exclamó la chica con felicidad.
–Oh jeje, el cazador solo estaba bromando- se rascó la nuca y apartó la mirada del amarillo brillante de aquel impermeable.
–Mono, el tenía las intensiones de matarnos- aseguró Seven, reclame ni iba a dejar su firmesa.
–Hmm... bueno de igual manera nunca dejaría que los lastimara, entonces díganme ¿vendrán a la cuidad conmigo? recuerden que no los obligare a nada que no quieran-
-¡Claro!- confirmó la chica a lo que recibió un suspiro por parte de su amigo- por cierto mi nombre es Verónica y este es mi compañero Seven, lo siento por no presentamos antes-
–No hay problema, estaban en una situación un poco complicada- río levemente.
-Por cierto tengo una pequeña pregunta... ¿Por qué evitas mirarme?- Verónica inclinó la cabeza mirando a Mono directamente.
–Oh eso... Bueno yo... La Cuidad Pálida es un lugar oscuro y de escasos colores, supongo que no estoy acostumbrado un color tan llamativo como el amarillo... Lo detesto- comentó un poco nervioso y susurrando lo último.
-Oh ya veo, perdí mi querido impermeable amarillo hace tiempo y encontré uno parecido que es el que llevo ahorita, pero si te molesta mucho entoncesss- se agachó y recogió el lodo que había por ahí, para la sorpresa de Seven y Mono empezó a embarrarlo en su ropa cubriendo el color- ¡buscaré una solución!-
–V-verónica no tenías que hacer eso...- murmuró Mono apenado.
-¡Tonterias! No quiero molestarte, nos estás llevando a un lugar seguro ¡Y esto es lo menos que puedo hacer!-
–Oww... Muchas gracias, bueno, es hora de ir al Refugio, los demás deben estar esperándome preocupados por haberme ido de la nada- dijo Mono liderando el camino hacía la cuidad.
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Atravesando por aquel oscuro bosque, pisando la tierra mojada, ignorando la carne putrefacta y esquivando algunas trampas. Mono, Seven y Verónica estaban llegando al gran río que conducía a la cuidad al cruzar del otro lado, era necesario pasarlo pero a uno de ellos no les gustó mucho esa idea.
Mono miró a Seven un poco confundido al escuchar como retrocedía sobre sus pasos al ver la profundidad del agua.
–¿Qué sucede Seven?- preguntó con voz suave para no asustar a un más al contrario.
–Yo no... E-el agua- murmuró recordado aquellos sueños tormentosos en donde nadaba y algo lo hundía... recordando como trató de escapar de Las Fauses y un monstruo lo acechaba por debajo del agua.
–Oh...- al instante Mono comprendió la situación y se acercó a el- toma mi mano, no tengas miedo- alzó su palma a lo que Seven lo miró confundido pero acepto- no te soltaré en ningún momento hasta que estemos en tierra firme o te sientas seguro- sonrió y acarició levemente la mejilla del contrario respetando el límite del cabello que ocultaba los ojos.
–¿L-lo prometes?- dudó un poco.
–Lo prometo- aseguró antes de guiar a Seven al pequeño bote en donde los esperaba Verónica.
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El niño de la ciudad
ФанфикEl bucle se ha roto, pero los monstros siguen acechando... Entre las esperanzas de sobrevivir de aquellas pesadillas surge un líder. Un nuevo orden ha sido creado, donde los adultos de Ciudad Pálida obedecen al peculiar niño con sombrero fedora. Los...