Capítulo 45

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— Te preguntare de nuevo, ¿Por qué lo hiciste?

Un guardián repetía por enésima vez la pregunta. Como en las veces anteriores, el hombre a unos cuantos metros del permanecía callado. Ni siquiera lo miraba, sus ojos escarlatas parecían carentes de alma e indiferentes a cualquier estimulo del exterior. En su mente una serie de imágenes se repetían en bucle; la casa destruida, la sangre regada sobre las paredes y los cuerpos sin vida.

— ¿Acaso no entiendes la situación? Una mujer y dos niños, torturados y asesinados. Sin marcas de mordeduras en su cuello, ni siquiera intentaste tomar su sangre o transformarlos. Es obvio que tu única intención era provocarles sufrimiento. Lo único que no entiendo es por qué.

Por primera vez el vampiro levanto la mirada. Había cierto enojo en el pero no tenía intención alguna de pelear y aunque la tuviese no hubiera podido hacerlo. Muros invisibles lo mantenían encerrado en una pequeña área cuadrada.

—Yo no lo hice.

Esas palabras fueron dichas suavemente, sin ningún esfuerzo por convencer a quien las escuchase. De todas formas era inútil. Las marcas de garras en los cuerpos, la fuerza sobrenatural utilizadas para romper sus huesos. Aquella escena gritaba por todas partes haber sido obra de un vampiro. Sin mencionar que había sido encontrado sosteniendo el cuerpo de la pobre mujer, o lo que quedaba de él.

— ¿Eso es lo único que dirás? Sé que tú lo hiciste. Durante todo el año hemos recibido ataques como este. Guardianes y sus hijos asesinados, atacados por sorpresa en sus propias casas sin posibilidad alguna de defenderse. Sabíamos que eran vampiros pero no habíamos podido atrapar a ninguno, hasta ahora. Así que vas a decirme ¿Por qué han hecho todo esto?

Los guardianes habían analizado la situación durante meses. No encontraban el patrón pero estaban seguros de que no se trataba de ataques aleatorios. Había una organización detrás y sabían que no se trataba de algún clan pequeño. Los ataques ocurrían en todas partes del mundo en periodos de tiempo sumamente cortos. Los altos mandos llegaron a la conclusión de que era obra del reino vampírico. Pero los líderes del resto de especies pedían pruebas. Los habitantes de la isla vampiro habían permanecido aislados del mundo por siglos, no había razón para que eso cambiase y nadie iba a iniciar una guerra contra ellos sin estar seguros. Es por eso que el hombre estaba desesperado, necesitaba que el vampiro confirmara todo para que los guardianes pudieran actuar.

El vampiro lo miro de nuevamente y con el mismo ánimo de la vez anterior repitió:

—Yo no lo hice.

—Bien, intente hacerlo de la forma correcta.

Alguien descendió desde las escaleras que llevaban hacia aquel subterráneo. Un hombre vestido totalmente de blanco y cuyo rostro estaba cubierto casi en su totalidad por una capucha. Sus manos estaban envueltas en un halo de energía de luz. No dijo nada, simplemente camino hasta llegar al lado del guardián.

—Este hombre es un exorcista, alguien que controla muy bien las facultades de la energía de luz. Incluso es capaz de devolver a la normalidad a un medio vampiro. Sin embargo para un vampiro completo como tu un exorcismo es lo peor que se puede experimentar; la energía de luz entrara a tu cuerpo y al hacer contacto con tu núcleo espiritual te quemara desde dentro lentamente hasta que ya no quede nada de ti que regenerar. Voy a preguntarte una última vez ¿Por qué?

El guardián esperaba que esa amenaza funcionara. Aun no entendía que el hombre al que intentaba atemorizar estaba vacío. No tenía motivos para seguir viviendo ni le importaba en lo más mínimo demostrar su inocencia. De hecho, la idea de desaparecer le pareció atractiva. Así que repitió por tercera y última vez:

Vampiro azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora