Capítulo 41. Juicio

66 3 7
                                    

Narra Alexander

Pensé que Eiden había muerto. Arthur nunca lo menciono entre los sobrevivientes. Aun si, fue estúpido de mi parte considerar que alguien como él podría ser derrotado por algún prodigio que no fuera Henry.

—Uno.

Unas flamas empiezan a aparecer en su mano libre y empiezan a dar vueltas hasta tomar una forma esférica.

—Otro vampiro... Ya veo, Ahora todo tiene sentido. Tengo que reconocer que fue astuto de tu parte vampiro azul. Todo este tiempo fingiste no mostrar oposición alguna al exorcismo, mientras tanto, tu cómplice nos seguía desde una distancia lo suficiente lejos para que no pudiéramos percibir su presencia, esperando el momento preciso. De alguna manera saboteaste el ritual de exorcismo y aprovechaste para intentar escapar, pero al encontrarte con jade intentaste convencerla de no querer pelear, todo para darle el tiempo a este vampiro de acercarse lo suficiente para atacarla.

Sin lugar a dudas este tipo tiene una gran imaginación. Pero... ¡YO NO SOY LO SUFICIENTEMENTE INTELIGENTE PARA PENSAR SIQUIERA LA MITAD DE LO QUE DIJO!

—Estas equivocado, yo...

Las cadenas que durante unos segundos habían cesado un poco la presión sobre mi cuerpo vuelve a apretarme, esta vez con una fuerza que amenaza destrozar miz pulmones y me impide seguir hablando.

—Guarda silencio, tus palabras ya no tienen validez alguna. En cuanto ti—Su mirada esta vez se puso sobre Eiden—Te arrepentirás de haberla atacado.

—Dos.

Eiden no se inmuto en lo más mínimo ante las palabras de su adversario. La bola de fuego siguió creciendo, llegando a tener un tamaño similar al de un balón de futbol.

La cadena atrapada por Eiden se desvanece.

Otras cinco más emergen desde la manga de Ren. Sin embargo, en vez de atacar al vampiro, estas empiezan a enredarse en el cuerpo de su portador hasta cubrirlo por completo.

—Tres.

El proyectil de fuego sale disparado hacia su objetivo con la velocidad de una bala dejando al guardián sin posibilidad alguna de evadir el impacto.

Es todo. No existe ser humano capaz de resistir algo así.

Cinco cadenas se abren paso entre el polvo dejado por la explosión avanzando rápidamente hacia Eiden. Al igual que la anterior estas poseen arpones en la parte superior, solo que estos últimos emanan un brillo azulado.

Ren se encontraba de pie en el mismo lugar. De alguna manera el ataque de Eiden no había logrado moverlo un solo centímetro. Ni siquiera su ropa mostraba signos de haber sido calcinada.

—Que bastardo tan problemático.

El vampiro evade cada una de las cadenas sin mayor dificultad. pero estas dan la vuelta dirigiéndose nuevamente hacia él.

Lo mismo se repite una y otra vez. Sin importar cuantas veces las evada, las cadenas no cesan su persecución. A pesar de que su portador no hace movimiento alguno, las extensiones metálicas se mueven con una fluidez y velocidad increíblemente elevadas, dejando al vampiro en una posición totalmente defensiva.

Es como si tuvieran vida propia.

Cada vez era más difícil esquivar los ataques, con cada giro las cadenas le quitan a Eiden territorio encerrándolo poco a poco. El vampiro nota lo que el guardián intenta hacer y da un salto con la suficiente fuerza para dejar una grieta en el suelo.

—Estando en el aire no podrás escapar.

Las cadenas aumentan su longitud y se elevan para alcanzar a su presa.

Vampiro azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora