Capítulo 21. El despertar

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Narra Alexander

Me encuentro en la sala junto con Sebastián. De repente, unos gritos empiezan a resonar en toda la casa desde el subterráneo. Aquel grito parece como el de un animal herido que nunca había sentido tanta angustia y desesperación, tanto, que más que un entrenamiento, pareciese que tras esas puertas se está produciendo la más cruel de las torturas.

— ¡Jake!—corro hacia la entrada que conduce al subterráneo, pero con una velocidad abrumadora, Sebastián se pone delante de mi impidiéndome avanzar.

— ¿Qué crees que vas a hacer?

—Es obvio, voy a detener ese proceso, a este paso Jake no llegara vivo a la pelea con los prodigios.

—No puedo permitir eso, la señorita Sofía ya ha iniciado el proceso y no te dejare interrumpirla. Además el señorito Jake sabía que pasaría por esto y decidió aceptarlo sin dudar, sin importarle el dolor el hizo una elección, lo mínimo que puedes hacer como su amigo es respetar esa decisión.

— ¿Y que se suponen que haga? ¿Dejarlo sufrir? Jake siempre se ha sacrificado por mí, por protegerme y yo siempre tengo que observar sin hacer nada como lo hace.

—Si de verdad quieres ayudar a tu amigo debes fortalecerte, alguien débil no puede defender a quienes quiere. De seguro nunca has recibido la ayuda de otro vampiro desde que te convirtieron, eso es bastante importante para los vampiros, sobre todo para los que no son de nacimiento como tú, necesitan un tutor que les enseñe a cómo usar correctamente sus poderes y como usarlas hábilmente en combate. Si lo deseas puedo ser tu tutor.

—Si, si con eso logro fortalecerme y ayudar a Jake, estaré más que agradecido.

—Está bien, primero que todo debemos ir a otro sitio, este lugar no es el indicado para que dos vampiros entrenen amenos que quieran destruir la casa.

—Esta bien.

Caminamos varios kilómetros hasta llegar a un bosque en las afueras de la ciudad. Tardamos tanto en llegar que el sol ya ha comenzado a ocultarse. El lugar está lleno de arboles de pino de gran altura y la vegetación del área parece desarrollarse de manera eficiente lo cual lo ha dotado de una belleza natural.

— ¿Para qué hemos venido aquí?

—Tenemos aproximadamente dos días para que empiece el ataque de los prodigios, durante ese tiempo te enseñare todo lo que pueda sobre las habilidades vampíricas. Este bosque no es un lugar al que suelan venir humanos así que es perfecto para que entrenemos.

—¿De qué nos alimentaremos? No he traído sangre conmigo.

—Hay algunos animales silvestres como ciervos en el área, puedes alimentarte de ellos, esto también ayudara a que te desarrolles como vampiro, todo buen vampiro debe tener habilidades de caza.

—Genial, ahora tendré que matar animales como si fuera una bestia.

—Eres un vampiro, así que técnicamente si eres una bestia.

—Bueno, empecemos de una vez por todas.

—Si. Primero que todo necesito evaluar tus habilidades de combate para saber tu estilo de pelea y que necesitas mejorar. Dicho esto lo más efectivo será realizar un combate, así que atácame con todo lo que tengas.

—Esta bien, pero no te quejes si te dejo malherido.

—No lo hare, porque no serás capaz de hacerme un rasguño.

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