Capítulo 30. Demonios internos

83 12 11
                                    


Narra Jake

—Lo siento, pero no puedo permitir que me detengan—con todas mis fuerzas lanzo el cristal hacia ellos causando que se rompa y libere una enorme explosión que concluye el combate—Hay gente que debo proteger.

No quería llegar a este extremo pero no tuve opción. Mi prioridad es mantener a salvo a todos los refugiados y también a los que han decidido luchar y lo lograre no importa el costo.

Sin perder el tiempo corro lo más rápido que puedo hacia Abigail la cual usa un ya debilitado escudo mágico para protegerse de los ataques de Roy. El escudo finalmente sucumbe y con una maliciosa expresión Roy. Me impulso hacía ellos y recibo el ataque en el hombro soltando un chirrido de dolor.

—Que estúpido eres Jake, esto causara tu muerte— Roy apunta su otra daga hacia mi pecho.

—¡¡¡LEVITIUM!!!—Tras pronunciar esas palabras Abigail extiende su mano y Roy sale volando hacia atrás hasta que lo pierdo de vista.

—Gracias—Saco la daga que aun permanecía clavada en mi hombro.

—Gracias a ti guardián, si no hubieras llegado estaría muerta—Abigail se queda mirando fijamente mi herida—Aun me queda un poco de mana, lo usare para curarlo.

—No te preocupes, tengo pastillas de curación. Aléjate de aquí y usa el mana que te queda para curarte.

—Entendido—Abigail no se lo cuestiona mucho y se va.

No me gusta mentir pero era necesario. Realmente no me queda ninguna pastilla y esta herida duele bastante pero sus heridas son más graves que las mías y no me voy a arriesgar a que muera. No importa si muero mientras todos los demás estén bien, eso es lo que significa ser un guardián.

—Veo que sigues siendo el mismo niño idiota que cuando éramos estudiantes —Roy ha regresado —Esto es una guerra y voy a enseñarte como se debe pelear en ella.

—Ven. Yo te enseñare como ser un guardián de verdad.

—Esta vez no voy a contenerme.

El combate empieza sin más dilación. Roy inicia atacando con ambas dagas una sucesión de ataques que desvió con mi espada. Sus ataques aumentan la potencia con cada impacto. Intento contraatacar lanzando una estocada a su pecho. Con una daga Roy desvía la espada y con la otra me hace un corte en el vientre. Doy unos pasos atrás pero Roy no piensa darme tiempo para recuperarme. Roy continua con sus ataques, estoy completamente a la defensiva.

Este tipo es demasiado rápido, calcula cada movimiento para no dejar aberturas. Además, su manejo de las dagas esta a un nivel demasiado elevado. Si Henry es el prodigio mas poderoso, Roy es el más habilidoso.

Debo aprovechar la única ventaja que tengo. Este lugar aun tiene varios cristales sin activar y solo mis aliados y yo sabemos donde están. Me coloco a unos centímetros de un cristal que aun no está activado, cuando Roy me ataca, lo evado y este pisa sin darse cuenta el cristal recibiendo la explosión que este desata.

Eso debió dejarlo malherido.

—Que decepción Jake—Cuando el humo se disipa puedo verlo. Ni siquiera tiene un rasguño—El que uses trucos tan básicos como estos solo evidencia el hecho de que aun no has madurado como prodigio. Nosotros no requerimos de armas externas para pelear—Tras decir eso Roy guarda sus dagas y extiende sus manos en las cuales aparecen diez pequeñas cuchillas, cinco en cada mano. Las lanza contra mí pero ninguna logra hacer contacto conmigo y quedan clavadas en el piso. De repente las cuchillas comienzan a brillar intensamente, exactamente como un cristal antes de explotar—Nosotros las creamos.

Vampiro azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora