Capítulo 34. El inicio del fin.

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Narra Roy

Matar, matar, matar, matar. Voy a matarlos a todos.voy a llenar este lugar de sangre hasta que lo único visible sea un hermoso color carmesí.

—Maldito—un malherida loba se lanza contra mi—Voy a arrancarte el brazo que te queda—sus filosas garras se dirigen directamente hacia mi cuello.

Incluso los movimientos de una mujer lobo son lentos para mi sacred body. Pensé que esto sería más entretenido pero ya asesine a Jake y no queda ningún otro aquí que pueda ser realmente una amenaza. Empiezo a aburrirme así que será mejor que termine con esto pronto.

—Débil—tras esquivar sin esfuerzo sus lentos golpes, contraataco rápidamente con mi daga amputándole ambos brazos a la mujer que grita de dolor mientras se desangra.

Sonrió al contemplar a la indefensa criatura frente a mí. Unos segundos antes se mostraba llena de valentía pero ahora no es más que una presa llena de desesperación y miedo porque sabe que ha cometido el mayor error de su vida. Rio a carcajadas mientras me preparo para acabarla. La mujer no puede hacer nada más que gritar y pedir ayuda.

Ah, ese sonido, ese hermoso sonido. No hay nada más satisfactorio que los gritos de dolor de alguien que está a punto de morir, esa bella tonada que antecede a un eterno silencio.

—¡¡¡Detente!!!—Abriéndose paso entre algunos de mis subordinados un hombre se aproxima a mí mientras se transforma en un enorme lobo de pelaje castaño.

—Todos son débiles—el lobo salta hacia mí. Concentro parte de mi energía en mi pierna y lo recibo con una patada al costado que destroza sus costillas y lo hace rodar varios metros y perder su transformación.

La chica aprovecho mi leve distracción para intentar huir.

—Y los débiles—Me pongo delante de ella en un segundo y veo la hermosa expresión de horror en sus ojos— no merecen vivir— hago un corte preciso pero letal sobre su garganta y la sangre comienza a brotar manchando mi cara y permitiéndome saborearla. El cuerpo sin vida cae frente a mí y me es imposible parar de reír.

Miro a un lado en busca de más victimas. Una chica, la joven que Jake había evitado que matara hace un rato. La aprendiz de magia hace lo que puede para curar la costilla del lobo que intento atacarme hace un minuto.

—Hola—En un segundo me planto frente a ellos y observo la desesperación en sus ojos.

—No te lo permitiré—con pánico la chica crea un escudo mágico pero siendo de tan bajo nivel, basta con uno de mis golpes para destrozarlo.

—Adiós—La aprendiz no puede hacer nada más antes de que corte su cabeza.

—Eres un monstruo—sin esperanza, traumado por lo que acaba de presenciar, el lobo vocaliza resignado aquella frase.

—No, soy el que se encarga de matarlos—Hago lo mismo con el licántropo que lo que le hice a la chica. Su cabeza da varias vueltas antes de caer al piso.

Aun no es suficiente. Más, necesito matar más.

—Increíble señor—Un guardián se acerca a mi —A este paso eliminaremos fácilmente a toda la escoria sobrenatural.

Me quedo mirando al soldado frente a mí y una interesante idea llega a mi mente.

—Pasa algo se...—Antes de que termine separo la cabeza del guardián del resto de su cuerpo que cae decapitado sobre el suelo.

¿Por qué elegir un bando cuando puedo simplemente matarlos a todos?

Narra Sofía

Una patada impacta contra mi estomago enviándome al piso.

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