Una grandiosa cita

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- Iré a abrir la puerta mientras te terminas de cambiar – al parecer Sam había llegado un poco antes de la hora acordada y Lena aún no estaba lista – Hola Ruby, ¡qué hermosa estás!, saluda a tu mami de mi parte.

- ¡Woah! Podríamos filmar un corto de terror con tu ayuda – se burló la castaña al darse cuenta que era Kara la que había abierto la puerta – Muchas gracias por cuidar a mi hija hoy, prometo que las recompensaré de la mejor forma posible – le guiñó el ojo a la nada

- Hola Kara – se acercó a abrazarla – Tú también estás muy linda. ¿Dónde está la tía Lena? – ingresó por completo a la casa

- Aquí estoy pequeña hermosa – abrazó a su sobrina y se acercó a saludar a su amiga – Hola Sam

- ¿Acaso a mí nadie me dirá lo guapa que estoy? – se cruzó de brazos – En serio, me esforcé en mi look.

- Claro que estás guapa Sammy, pensé que no era necesario que lo dijera en voz alta. Es algo que se da por hecho – abrazó a su amiga para reconfortarla. Al parecer estaba bastante nerviosa - ¿Cómo estás? Viniste antes de lo previsto, ¿deseas conversar de algo?

- La verdad es que sí, estoy muy nerviosa - no dejaba de jugar con sus dedos y mover el pie a un ritmo errático.

- Ruby y yo iremos a jugar un rato en el jardín - le guiñó un ojo a Lena en señal de complicidad, mientras empujaba delicadamente a la menor hacia las puertas laterales.

- Llamando a Lena a la tierra, 1, 2, 3 - se burlaba la castaña mientras le pasaba la mano delante de la cara

- No seas exagerada - le dio un ligero manotazo - Sabes muy bien que no me quedé hipnotizada - se sonrojó ligeramente - Mejor hablemos de tu cita - observó su reloj - ya te queda poco tiempo y no quieres llegar tarde.

- Hablemos de mi cita, sí, pero antes debo decir que estabas a un segundo de comenzar a babear - le hizo señas de que debía limpiarse la comisura de su labio

- Eres una idiota y solo te disculpo porque en mi mente estoy culpando a tus nervios – le sujetó las manos y se acercó un poco - ¿Sabes que eres hermosa y la clase de mujer que todos desean en sus vidas? – le sonrió

- Claro que lo sé, yo soy un bombón andante. No sé cómo te has resistido a mis encantos naturales – le guiñó el ojo y sonrió grandemente, mientras tanto a lo lejos Kara observaba esa interacción y a pesar de saber que solo eran amigas, algo se removió en su interior. Algo que no se cuestionaría por temor a la respuesta.

- ¡Esa es mi amiga! Disfruta la noche Samantha Arias. Haz feliz a la chica y deja de pensar en idear la forma de ayudarnos, eso pasará solito. Solo tienes que ser tú – se pusieron de pie y se dieron un fuerte abrazo. Lena siempre había tenido esa magia sobre Sam, sabía cómo calmarla, le daba paz.

- Eres la mejor Len y tú también te mereces ser feliz – le susurró al oído antes de deshacer el tierno abrazo y tomar sus cosas. Su tiempo extra había terminado y debía ir al encuentro de Alex.

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