¿Yo soy la heredera?

421 57 0
                                    

Es hora de votar, ya todos sabemos lo que está en juego – indicó Frank a todos los presentes en la sala de reuniones de Luthor Corp – Uno a uno irá emitiendo su voto a favor o en contra de la destitución de Lex Luthor. ¿Lilian?

- En contra

- ¿Lex?

- En contra

- ¿Sam?

- A favor

- Yo estoy a favor. ¿Lena? – todos voltearon a mirarla

- En contra – un suspiro de resignación se oyó por parte de Sam, sabía que había decepcionado a su amiga, mas no podía ir en contra de los deseos de su padre – Pero es necesario que Lex retroceda en su proceder y comience a tomar decisiones sensatas que no nos hundan. Caso contrario se someterán a votaciones nuevamente y esta vez no te salvaré hermanito – le dedicó una mirada de reproche.

- Dicho eso, Lex Luthor mantendrá su puesto como presidente a modo de prueba durante un par de semanas. Al cumplimiento de ese período nos reuniremos nuevamente para reevaluar la situación - Frank se puso en pie y dio por culminada la reunión.

- Sam, por favor no te vayas – Lena sujetó del brazo a su amiga – necesito hablar contigo – ante eso la castaña asintió y esperaron a que todos salieran.

- No entiendo Lena, esta era tu oportunidad para dirigir correctamente la empresa de tu padre. Sabes muy bien que tu hermano la está trayendo abajo y nos llevará con él.

- Lo sé Sam, en serio lo sé, pero se me hace imposible ponerme en contra de mi familia, al menos debía de darle una oportunidad más para cumplir con los deseos de mi padre. Además, no puedo atacarlos mientras viva en casa con ellos, es por eso que necesito me busques una casa en National City, ha llegado la hora de dejar de estar a la sombra de ellos. Yo no nací ni fui criada para estar sometida, mi papá y mi mamá se sentirían muy decepcionados.

- ¿Por qué no te vas desde ya? ¿Por qué seguir esperando? Te puedes quedar en mi casa todo el tiempo que gustes – le sujetó las manos afectuosamente, ellas eran como hermanas, se conocían desde sus épocas en el internado.

- Lo sé Sam y te lo agradezco mucho, pero no me puedo ir aún – agachó la cabeza – Necesito descubrir qué le sucedió realmente a mi padre, su muerte fue de un día para otro y por ello no me parece natural en lo más mínimo. Ni tiempo de llevarlo a la clínica tuvimos.

- ¿Estás diciéndome que sospechas que lo mataron? – Sam sabía que Lilian y Lex no eran los santos que Lionel creía, pero tampoco los imaginaba asesinando.

- Espero de corazón que no sea verdad, pero de serlo, te juro que los voy a refundir y no permitiré que vuelvan a ver la luz del sol en lo que les queda de vida. – apretó los puños.

- Descuida, sea lo que sea que encuentres, puedes contar conmigo. Por mientras comenzaré a investigar sobre casas o departamentos espaciosos en National City. ¿Tienes alguna exigencia en especial?

- Me gustaría algo grande sin duda, que quede en las afueras y que el contrato se renueve mes a mes, no sé en qué momento pueda cambiar de opinión y tener que regresar a Metrópolis. ¿Te parece una locura?

- Para nada, ya era hora de que decidieras marcharte. ¿Ya tienes alguna fecha para la mudanza?

- La verdad no, ya sabes que debo de indagar aún esos vacíos en la historia de la muerte de mi padre, pero igual necesito que vayas teniendo opciones. Te agradezco mucho este gran favor – la abrazó y se despidieron

Habían pasado dos días cuando el caos se desató nuevamente, Lex una vez más comenzó a arremeter contra todos con sus delirios de Dios todo poderoso. Acababa de dar su segunda orden que consistía en cancelar aquellos proyectos sin fines de lucro y más de un trabajador se había visto afectado con dicha decisión. Al parecer Lex haría de oídos sordos a la advertencia de su hermana, estaba cegado por su hambre de poder.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora