Eso no fue en mi mente

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- Es hora de tirar los dados – dijo Hades – Ya me aburrí de ver tanto llanto inútil. De hecho, deberían agradecerme por ser tan piadoso. Soy el único aquí que quiere acabar con el sufrimiento de esa familia. Porque seamos honestos, a pesar de que no gane este juego, seguramente Kara jamás volverá a la vida – se burló – Y tarde o temprano, llegará a mis aposentos.

- No cantes victoria tan pronto, querido tío – hizo aparecer los dados – Es mejor que continuemos jugando antes de que seas tú el que me aburra a mí – Estaba fastidiada porque tenía varias rondas sin ganar y temía no poder ayudar a Lena.

- Por fin te tocó ganar – dijo Afrodita - ¿Qué vas a escoger hermanita?

- Sencillo – se puso en pie – esta noche Lena soñará conmigo y yo abriré su mente para que explote todo su potencial.

- ¡Te lo prohíbo! – gritó enfurecido Hades – No vas a arruinar mis planes y robarme el alma de Kara.

- Sabes muy bien que no me puedes prohibir nada – se acercó de forma intimidante – pero para que no llores y veas que soy una grandiosa sobrina que confía plenamente en su protegida. Voy a hacer esto de forma divertida para mí, y espero que lo tomes como un gesto de buena fe. No le daré la respuesta exacta para triunfar, pero le daré un buen acertijo que no dudo resolverá – se alejó.

- Pero Atenea, no estás obligada a ceder. Podrías darle la respuesta directamente. De hecho, pudiste dársela desde un inicio si es que ya la tenías – la miró extrañada - ¿Qué estás planeando?

- Planeo muchas cosas y ningún buen plan se puede ejecutar de la noche a la mañana – le dio una mirada tranquilizadora – Con el tiempo aprenderás, que no es mejor dar todo fácilmente, sino que es mejor enseñarles a formarse un propio camino.

- Bueno, basta de tanto filosofar – se recostó en su asiento – lárgate a la Tierra a hacer tu chistecito y ya veremos si lo tomo como un gesto de buena fe realmente.

- Paciencia tío. Dije que en la noche iría y aún falta para eso. Ponte cómodo y disfrutemos por mientras de la situación.

De regreso en la Tierra, las hermanas ya se encontraban más calmadas luego del difícil momento que acababan de atravesar. El celular nuevamente volvía a ser el mejor amigo de Kara para poder comunicarse con Sam y Alex, aunque Ruby también era una buena intermediaria.

- ¡Hey Len! Hasta que regresas – la pelinegra ingresaba a la sala - ¿Todo bien?

- Sí, todo perfecto – aunque su rostro no decía lo mismo – Solo estaba conversando con la gente en mi laboratorio para dar algunas indicaciones adicionales sobre tu cuidado – qué raro se sentía decir esas palabras.

- Luces muy sería Lena, ¿qué está realmente sucediendo? – intervino Sam y captó el interés de la pelirroja también.

- No es nada chicas – se sentó al lado de la rubia, mientras seguía perdida en sus pensamientos, tanto que apenas y notó la mano de Kara sobre la suya - ¿Todo bien rubia?

- Lo mismo te vuelvo a preguntar a ti. ¿Todo bien Lena? – le alzó una ceja, gesto que le robó una sonrisa – Sé que sucede algo y es por demás que insistas en esconderlo.

- ¿Qué te está diciendo mi hermana? – Alex estaba fastidiada y preocupada porque sabía que se estaba perdiendo de mucho en ese momento.

- Cariño, vamos a la cocina – dijo de la nada la castaña, entendiendo que quizás Lena no quería hablar porque estaba la menor – Iremos por bocadillos. Luego me cuentas amor – se acercó a darle un beso a Alex antes de retirarse.

- A veces eres demasiado inteligente Sam – se acababan de llevar a su única excusa y ahora tenía dos pares de ojos posados sobre ella – Desde mañana dedicaré el 100% de mi tiempo para traerte de regreso – esperaba que con eso bastara, pero claro que no iba a ser tan fácil.

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