Los dioses

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- Ya era hora de que llegarás Atenea – dijo Hades desde su asiento – Tengo ganas de jugar un rato contigo, ¿qué opinas?

- ¿Qué alma tienes en la mira esta vez? – entrecerró los ojos – Porque no me digas que vamos a jugar sin un premio – no le venía mal un poco de diversión

- ¿Cómo crees eso de mí? – fingió estar indignado para luego soltar una carcajada - ¡Qué bien me conoces! Estás en lo cierto, deseo apoderarme de un alma y sabes muy bien que no puedo ir matando gente solo porque se me antojó, por más que me guste la idea, hay reglas que seguir

- Pero si jugamos “Elige tú” podrás robarte esa alma sin tener que esperar tanto tiempo ¿no es así? – levantó una ceja mientras se cruzaba de brazos

- Así es querida, entonces ¿qué dices? ¿jugamos? Tú también podrías salir beneficiada, no creas que no he visto que te has escapado un par de veces a la Tierra para poder ayudar a una de tus protegidas.

- Así que me has estado espiando, me parece justo que en ese caso tú me cuentes de quién será el alma desafortunada que quieres robar y el motivo. Ya sabes, para estar en igualdad de condiciones

- Es una joven muy hermosa, me gustaría convertirla en la nueva Perséfone pero sin esa tontería de los seis meses en la Tierra, la quiero exclusivamente para mí y este es el momento ideal para obtener su alma. Sabes que me gustan las tragedias de amor- se burló mientras volteaba a ver a la persona que estaba ingresando al salón

- ¡Qué alegría poder verlos! Hace tanto que no sé de ustedes. ¿Qué los trae por estos lares? – corrió Afrodita a abrazarlos. Atenea la recibió con gusto, pero Hades puso muy mala cara ante tanto amor en el aire.

- Sobrina, qué disgusto verte, siempre tan llena de emociones fuertes como la alegría y el amor – saludó Hades

- Hermanita, llegas en el momento perfecto, vamos a jugar un rato "Eliges tú" con el tío Hades – Atenea sabía perfectamente que eso lo molestaría, haciendo más fácil para ella ganarle en su propio juego.

- ¿Acaso ese juego no es un poco perverso? – dijo tímidamente la menor de todos

- Lo es – dijo inmediatamente Hades – es por eso que mejor sigues tu camino, no escuches a tu hermana – insistió Hades

- ¡Tonterías! Si bien es cierto, puedes hacer muchas cosas malas, pero también buenas. Como lo dice el título, eliges tú el tipo de intervención que tendrás – le sonrío cálidamente

- Tienes razón, además estoy un poco fastidiada. Mi protegida  está pasando por un mal de amores y deseo ayudarla – se sentó junto a su hermana

- Te explicaré las reglas del juego – dijo Atenea

Reglas:

· El juego consta de 5 rondas con 3 lanzadas de dados cada una.
 
· Los jugadores lanzarán los dados y el que saque mayor número será el encargado de elegir la orden a imponer.
 
· Existen excepciones y es ahí donde está lo divertido del juego.
 
  > Si el dado da 6, el jugador gana una tarjeta “comodín”, la cual le permite intervenir una sola vez ante cierta orden impuesta por otro jugador. Dicha intervención puede ser para mitigar o para empeorar lo impuesto, mas no para anularlo.
 
  > En caso de que la orden impuesta por un jugador se vea afectada por un comodín, ambos jugadores se llevan la mitad de lo dictado por los dados.
 
  > En caso de que el dado dé 1, el jugador ganará una tarjeta de “reto”, la cual le permitirá imponer una orden extra, en caso de ganar, a la impuesta por el primer jugador, modificando así el desenlace de la primera orden.  Además, el jugado se llevará los puntos del otro.
 
  > De ganar el reto al que se le ha impuesto y por ende lograr ejecutar solo su orden, el jugador se llevará los puntos dictados por su dado.
 
  > En caso de que pierda un reto, se le restará la mitad de la cantidad de puntos dictados por su dado.
 
 
· Los elegidos en este caso serán los humanos favoritos de cada uno de nosotros.
 
· El turno acaba cuando la orden impuesta desencadena un nuevo escenario
 
· El ganador es el jugador con más puntos al final de las cinco rondas y podrá intervenir una última vez en la vida de los "elegidos"
 
- ¿Tienes alguna duda hermanita? – se quedó observando el rostro de la menor
 
- Todo me ha quedado claro y si no te pregunto mientras jugamos – se emocionó al saber que tenía la oportunidad de ayudar a su elegida
 
- Muy bien, entonces comencemos escogiendo a nuestros jugadores y explicando brevemente nuestras intenciones. No sería correcto que juguemos con sus vidas sin tener aunque sea un propósito para ellos. ¿no les parece?

- Me parece justo, comenzaré yo – se levanto Atenea y mostró una imagen de Lena – ella es Lena Luthor, una joven empresaria y ahora heredera de Luthor Corp. La he escogido porque considero que tiene el potencial para lograr grandes cosas no solo para ella sino para el bien común de la humanidad. Como bien sabe Hades, he ido un par de veces a la Tierra para poder ayudarla a seguir el camino que he decidido trazarle, pero esto se vuelve cada vez más difícil puesto que no debo intervenir con mis poderes.

- Así que la joven Atenea y sus sueños de un mundo mejor vuelven al ataque - se burló su tío

- Di lo que quieras Hades, pero por lo menos mis razones son mejores que las tuyas para jugar

- ¡Ya basta! Guarden esos ánimos para cuando el juego haya comenzado - los detuvo Afrodita - Es mi turno - se levantó y Atenea tomó asiento - Hay demasiadas personas hermosas en la Tierra que no se merecen sufrir por amor, pero he escogido a Alex porque su sufrimiento es culpa de un buen amor, se están sacrificando la una por la felicidad de la otra y eso es demasiado conmovedor - dijo mientras derramaba una lágrima y Hades rodaba los ojos, odiaba ese descontrol de emociones - Así que haré feliz a Alex gracias a este juego - dio un brinquito y se sentó

- Es muy tierno oír sus tan lindos propósitos, la verdad es que como ya le había dicho a Atenea antes de que llegaras - miró a la menor - yo solo deseo convertir a Kara en la nueva Perséfone y qué mejor en este momento cuando está a un par de semanas de su boda. Todo sería tan hermosamente trágico y más ahora que por casualidades de la vida, resultó ser la hermana menor de tu elegida - miró a Afrodita y ésta quedó perpleja ante dichas palabras

- No es posible que digas eso tío. No puede hacer eso ¿verdad hermana? - la miró

- Lamento decirte que puede hacerlo tan pronto sea su turno de elegir. Claro está que no puede imponer una orden de muerte directamente, pero algo se le ocurrirá - se encogió de hombros, ella realmente solo estaba enfocada en por lo menos poder elegir un par de veces para beneficiar a Lena, lo que hiciera su tío la tenía sin cuidado

- Ya no estoy tan segura de querer jugar con ustedes - retrocedió su silla al mismo tiempo que su hermana le sujetaba su mano

- Quédate por favor y saquemos juntas lo mejor del juego. Te aseguro que te sorprenderás de todo lo que podemos lograr.

- Suficiente parloteo emotivo ¿van a jugar o no? - se cruzó de brazos y observó intensamente a las dos

- Jugaremos - afirmó la mayor y sonrió a su hermana

- Jugaremos tío y que gane el mejor - recuperó su ánimo

- No se diga más - hizo aparecer los tres dados, una hoja donde llevarían el puntaje de cada uno y también aparecieron las cartas de comodín y reto

Además, Atenea hizo aparecer las imágenes de los rostros de los tres elegidos. Debajo de cada una de ellas quedarían registradas las órdenes que se les habían impuesto y además el efecto que habían desencadenado.

En la sala del Olimpo estaba  todo listo para comenzar con el juego y en la Tierra Lena, Kara y Alex también estaban listas para dar inicio a un nuevo día.

Mientras que en National City, una joven Kara se alistaba rápidamente para poder ir al encuentro de James, su prometido, con quien debía ir a degustar los bocaditos que se servirían en su boda y que había logrado cambiar su agenda para poder acompañarla por las alianzas debido a la situación de su hermana. En Metrópolis, Lena estaba abordando su jet privado para poder ir a entregar ese anillo que durante varios días le había quitado el sueño. No sabía el motivo por el cual esa pareja había resultado ser tan especial para ella, pero tampoco le preocupaba ya que seguramente dentro de unas horas por fin saldrían de su mente. Especialmente esa chica de hermosos ojos azules que había alumbrado su día hace dos semanas.

Y no olvidemos a Alex, que ya se encontraba despierta, haciendo malabares para poder prepararse un desayuno decente que la mantenga distraída mientras esperaba que las horas pasen para poder ver a su hermana y charlar de todo lo que estaba ocurriendo en sus vidas en ese momento. No sólo la boda, sino también de su ruptura tan repentina con Kelly. Era imposible negar que se sentía devastada, pero estaba segura de que fue la mejor decisión que pudieron tomar, estaban a tiempo de proteger a sus corazones de un daño peor.

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