¿Y mi orden?

315 54 1
                                    

- Buenos días Kara, ¿qué tal dormiste? – ingresó Lena a la cocina, mientras se abrochaba la blusa. Se le había hecho un poco tarde.

- Buen día Lena – se tapó los ojos al ver a Lena a medio vestir - ¿Por qué estás abrochando tu blusa en medio de la cocina?

- ¿Por qué estás tapándote los ojos? Acaso no te dije ayer que teníamos literalmente lo mismo – se burló mientras tomaba asiento y se servía una taza de café.

- Sí, lo sé, pero sigo sin acostumbrarme. Me educaron con mucho pudor – se sonrojó y destapó lentamente sus ojos.

- Eres tierna, Kara Danvers, y lamento informarte que te vas a tener que acostumbrar un poco a mi ligera desnudez pues estamos en verano y se me hace imposible andar con mucha ropa mientras ando en casa. Suficiente tengo con los trajes de la oficina – se encogió de hombros e hizo una mueca graciosa - ¿En qué estábamos? – pensó un segundo – ¡Cierto! Estaba abrochando mi blusa aquí porque ando apurada y ahora el tiempo se me ha reducido más – suspiró pesadamente – Tengo una importante reunión en 30 minutos, es demasiado agotador impulsar una nueva empresa.

- ¿Qué nueva empresa? – no recordaba haberla oído mencionar nada sobre eso

- Pues CatCo – dudó – pensé que al menos sabías que estaba por comprarla antes de que pasara lo de tu accidente – el rostro de Kara demostró el terror que estaba sintiendo en ese momento y el de Lena lo espejó al darse cuenta de que había hablado de más – Tranquila Kara, por favor respira hondo, no entres en pánico – Kara decidió sentarse mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas – Lo siento mucho, no se supone que fuese así como te ibas a enterar de esto – se acercó tímidamente, no sabía cómo debía actuar.

- Creo que realmente necesitamos hablar, Lena. No puedes seguir ocultándome cosas de ese tipo – recuperó la compostura. Si bien es cierto, sabía que algo no debía estar bien dada su situación; de todas formas, le dolía mucho el confirmarlo.

- Estás en lo cierto, te mereces una explicación y yo juro que deseo dártela, pero tendrá que esperar para la tarde. Sé que me debes de estar odiando por posponer una vez más la charla – agachó la cabeza – pero realmente nos tomará más de 15 minutos y ese es el tiempo con el que cuento en este instante. Perdóname por favor – se acercó y le dio un rápido abrazo y beso en la mejilla. No sabía de dónde había nacido ese impulso, pero no pudo contenerlo y eso tomó por sorpresa a Kara. Quizás una grata sorpresa, dado que instintivamente cerró los ojos y se sintió reconfortada, olvidando por completo su molestia y frustración.

- Voy a ser lo más comprensiva posible contigo, voy a evitar odiarte durante estas horas, pero si por la tarde no me comienzas a dar respuestas, te prometo Lena que sacaré la versión más odiosa que existe en mí – se cruzó de brazos y aunque quiso mantener una postura ruda, su rostro tenía una ligera sonrisa en él.

- Gracias Kara y disculpa por mi intento tan malo de reconfortarte – salió corriendo porque realmente el tiempo estaba en su contra.

Toda la mañana Kara se la pasó brincando de una habitación a otra, intentando conocer un poco más a Lena. Estaba segura de que la había visto antes, pero no lograba asociarla con nada de su vida. Ella era solo una periodista y aunque es cierto que la pelinegra le había mencionada que acababa de comprar CatCo, estaba muy segura de que no la había visto en su edificio de trabajo. Tenía que haber sido de otro lugar, pero qué sitios podrían haber frecuentado en común. Lena era una chica adinerada que seguramente solo asistía a lugares finos y costosos. Esta tarde debería de preguntarle una vez más si se conocían de antes; la primera vez había evadido la respuesta.

Mientras tanto, en CatCo, Lena ya se había puesto al día con todos sus pendientes y la reunión a primera hora con todos los trabajadores había sido un rotundo éxito. Estaba segura de que la revista online estaba encaminada y nada podría salir mal.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora